España aspira a ganar peso en los futuros aviones de Airbus con la fibra de carbono
La industria española quiere acercarse al 15% de la fabricación de los aviones europeos
España aspira a que la fibra de carbono se imponga en la construcción del nuevo Airbus 350. La decisión se iba a tomar hoy en una reunión monográfica y extraordinaria del Consejo de Administración de EADS que se ha suspendido por las diferencias entre franceses y alemanes a la hora de establecer la financiación del proyecto. La aprobación supondría un aldabonazo para los intereses españoles de aumentar su participación en la fabricación de aviones. El objetivo es duplicar la cuota actual del 7,5%, aunque Francia y Alemania presionan para que España transfiera parte de su conocimiento.
La financiación es uno de los principales cuellos de botella que se presenta en la negociación del proyecto A-350 de Airbus que compite con el B-787 de Boeing. El coste estimado del desarrollo del A-350 es de unos 10.000 millones de euros y el objetivo es que vuele entre 2012 y 2013 (la primera intención era 2010). Hasta ahora Airbus financiaba sus proyectos mediante préstamos que reembolsaba con las ventas. Ahora, y ante la deuda de más de 4.500 millones, se buscan alternativas que no generen problemas en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Es decir, que no sean ayudas estatales, ni subsidios, ni ampliaciones de capital, ni que haya condonaciones de deuda...
En cuanto a la fabricación, los responsables del consorcio parecen haberse convencido de los mayores beneficios del uso de la fibra de carbono, que defiende España, para la construcción de sus futuros aviones. El Ministerio de Industria, por un lado, y el único consejero español en el consorcio, el ex ministro socialista Juan Manuel Eguiagaray, por otro, han presentado reiteradamente informes que se topaban con los principales accionistas, franceses y alemanes.
España sostiene que "no existen argumentos económicos sólidos para rechazar la propuesta, ya que resulta mucho más barata y más ligera que el aluminio-litio". Buena parte del éxito que ha tenido el B-787 de Boeing, aseguran, se debe a este tipo de material. España ha desarrollado una tecnología punta en fibra de carbono que la ha convertido en líder mundial, mientras Alemania está especializada en aluminio-litio y sólo en los últimos años se ha volcado a la fibra de carbono.
Ahora, parece que se ha superado el obstáculo político y que ha imperado más el raciocinio económico al que apelaban los españoles. No obstante, la discusión está sobre la mesa. El próximo consejo ordinario se celebrará el lunes 1 de diciembre, aunque no se sabe si se abordará el asunto en el mismo. Lo que si parece cierto es que Alemania y Francia seguirán presionando para que España traspase tecnología a las plantas de esos países. Si así fuera, España podría quedarse con la miel en los labios.
Por ese motivo, los responsables españoles plantean una solución equilibrada. Es decir, que España participe junto al resto de socios en la elaboración del fuselaje, que ahora fabrican franceses y alemanes básicamente, y de las alas, que está prácticamente controlada por el Reino Unido. Así, la industria española podría cumplir con su objetivo de duplicar del 7,5% de media que tiene actualmente (en algunos aparatos ha podido superarlo) al 15% su participación en la fabricación de los aviones y que España asumiría sin problemas.
La estimación que maneja Industria es que las ventas de Airbus España aumentarían alrededor de 1.000 millones de euros anuales en el plazo de 10 años y la creación de entre 800 y 1.000 empleos en ese periodo. Este logro sería un soplo de aire en una industria que está sumida en la crisis y con la amenaza de cierre de plantas y reducción de plantillas desde que se produjo el retraso del gigante A-380.
Además, España quiere duplicar también su presencia accionarial, ahora en el 5,2% a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). El objetivo se ha convertido además en una de las obsesiones del Gobierno. En ese sentido, Rodríguez Zapatero, ha reiterado sus pretensiones a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, Jacques Chirac.
Aparentemente, todos se muestran de acuerdo en ese reparto más equilibrado. Además, el abandono del Reino Unido del capital de EADS podría facilitar el hueco a España. "Sin embargo, la marcha del accionariado no significa que quiera irse de la industria", señala una fuente del sector, que apunta: "España tiene la llave de la fibra de carbono; pero existen muchas presiones que hacen que se dupliquen competencias, lo que parece mentira en unos momentos de crisis como el que atraviesa EADS".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.