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Reportaje:Fútbol | La nueva cuna argentina

El dilema de Higuaín

El Madrid negocia con el River el fichaje de su delantero, un chaval de 18 años del que muchos jugadores y técnicos piensan que no está formado

Diego Torres

La perplejidad que ha suscitado en Argentina el repentino interés del Madrid por contratar a Gonzalo Higuaín se resume en la opinión de un apasionado del fútbol que jugó en Boca durante diez años, fue internacional en el Mundial de Alemania, y la semana pasada se tomaba un café con leche en el bar del Coliseum de Getafe mientras repasaba los diarios sin poder disimular la sorpresa. Roberto Carlos Abbondanzieri, el portero del Getafe, leía las noticias en voz alta: "El Madrid ficha a Marcelo".

"La verdad", decía Abbondanzieri, con un gesto de incredulidad, "es que no se sabe adónde pueden llegar a jugar estos chicos: si en el Madrid o en el Castilla. Porque los que piensan traer son muy jóvenes. Marcelo, Gago, Higuaín... han tenido muchos partidos en Primera pero son jóvenes".

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Abbondanzieri no está tan seguro sobre la adaptación de Higuaín, que tiene 18 años. Se inclina por Gago, de 20, porque lo conoce personalmente. "Creo que Gago puede jugar tranquilamente en el Madrid", asegura. "Lo que no sé es si se adaptaría a este modelo de Capello. Tal vez en un esquema como el de hace unos años, Gago podría haber funcionado, como hicieron Redondo, o Guti. Pero bueno, si lo han pedido será por algo".

El hombre más convencido de la oportunidad del traspaso de Gonzalo Higuaín del River al Madrid es su padre y representante, Jorge. Apodado Pipa debido al prominente apéndice nasal que lucía -y luce- en su época de jugador, Jorge Higuaín destacó por ejercer el oficio de central sin sutilezas. En San Lorenzo, en Boca, o en el Brest francés, dejó un rastro de tibias y peronés marcados con el aluminio de sus botas. Cuando militaba en el Brest, el 10 de diciembre de 1987, nació su tercer hijo, Gonzalo.

Del lugar de su nacimiento Gonzalo heredó un pasaporte francés del que todavía no se desprende. De su padre le vino la nariz. Hoy se le conoce como Pipita. La gambeta, el regate, debe proceder de sus abuelos, o de su madre.

Además de inscribirlo en Francia, Jorge le recomendó que no se desprendiera de su nacionalidad accidental. Aunque Gonzalo se instaló en Argentina meses después de nacer, todavía no tiene la nacionalidad de sus padres. El detalle burocrático le descarta para la selección argentina pero le permite, eventualmente, agilizar su fichaje por un club europeo. Esta es la prioridad de Gonzalo en estos días, mientras se asocia a su padre para forzar al River para que negocie con el enviado del Madrid a Buenos Aires, Franco Baldini. El italiano deberá hacer frente a dos titulares para comprar el pase: el River y Media Sports Investment (MSI) a partes iguales. MSI es el grupo al cual pertenece el empresario iraní Kia Joorabchian, relacionado con el Corinthians, el West Ham y el Chelsea.

"Acá están conversando los representantes del Madrid con River", dice Jorge Higuaín. "Lo que ocurre es que una negociación no es de un día para el otro. El jugador dio el ok avalado por su familia. Lo que pasa es que la dirigencia del River lo quiere retener hasta junio".

La última semana de Gonzalo Higuaín fue la más agitada de su vida. Nada le ocurrió dentro del campo. Primero recibió la convocatoria de Raymond Domenech para seguir los pasos de compatriotas como David Trezeguet, Ángel Rambert, Néstor Combin, Héctor de Bourgoing y André Chardar, que, desde 1933, han optado por jugar con la selección de Francia. Rechazó la oferta el lunes pasado porque, de momento, sólo quiere esgrimir el pasaporte francés para conseguir un buen contrato en Europa.

El Madrid lanzó su ofensiva el martes. El club que preside Ramón Calderón se ha esforzado por dejar bien claro que el fichaje es prioritario. Casi tan inexorable que el River se siente cómodo para subir el precio. Hay directivos del club argentino que no quieren vender por menos de 15 millones de euros.

La progresión de Higuaín se disparó en los últimos meses. Hasta el año pasado se trataba de un jugador intermitente, predispuesto a dejarse llevar por los bandazos del peor River de la última década. Hasta el clásico del 8 de octubre, los hinchas nunca lo consideraron comparable a otros jóvenes como Palacio, el delantero del Boca. Ese día la opinión pública reconsideró su postura: Higuaín le hizo dos goles a Boca, uno de ellos de tacón. Este hecho no es nada habitual. Lastrados por un complejo histórico, los delanteros del River no suelen florecer el día del clásico. Higuaín rompió con el pasado inmediato.

En la grada, su padre, Jorge, se estremeció al verificar lo poco que se le parece su hijo cuando toca una pelota. "No me puedo comparar a él", dice el progenitor y agente. "En lo único que nos parecemos es en la personalidad. Me asombra. No es normal que a su corta edad se comporte así".

Jorge ha criado tres hijos futbolistas: "Nicolás, el primero, se parecía a mí. Era un defensa aguerrido que jugó en el San Telmo. Después viene Federico, que es delantero y suma siete goles en el campeonato jugando para Nueva Chicago. Federico lleva un gol más que Gonzalo".

El padre bromea: "Cuando eran chiquitos, a Gonzalo y a Federico yo les mostraba vídeos míos y les decía: 'Ustedes no tienen que jugar así porque así nunca harán carrera en Europa'".

Gonzalo Higuaín juega en las categorías inferiores del River desde los nueve años. Debutó el año pasado de la mano de Leonardo Astrada, veterano centrocampista del River convertido en entrenador, y hoy en el paro. Esta semana Astrada visitó la Ciudad Deportiva del Madrid, en Valdebebas, y opinó de su ex pupilo: "Es apresurado decir que será una estrella, pero tiene condiciones para triunfar. Es muy técnico, es rápido y le pega bien a la pelota. Esto no sería interesante si no fuera por su frialdad dentro del área. Cuando enfrenta a los arqueros se crece".

Astrada recuerda su decisión de hacerlo debutar: "Tenía 16 ó 17 años y jugaba en la Sexta División. Nosotros hacíamos entrenamientos con la Tercera y lo llamamos. Era ese tipo de jugador que siempre que tenía posibilidades hacía goles. Y tuvo la suerte de que por entonces se lesionaron todos los delanteros del primer equipo: Falcao, Figueroa, Farías... Así es que lo puse".

"River es un club que cuida mucho la formación técnica de los jugadores", apunta Astrada. "El problema es que se ha adelantado demasiado el proceso de venta y los jóvenes no pueden desarrollarse más. El caso de Higuaín es típico: lleva seis meses en Primera y ya hay urgencia por traspasarlo".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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