"En España no se penaliza a los malos pagadores"

La aparición de empresas de cobros de morosos altamente imaginativas ha ocultado hasta hace poco la realidad de que la gestión de fallidos es un sector muy profesionalizado, en el que han venido despuntando auténticas multinacionales. Es el caso de Intrum Justitia, una empresa sueca, fundada en 1923, que cotiza en la Bolsa de Estocolmo y que facturó el año pasado más de 300 millones de euros en los 22 países en los que actúa. Su nuevo consejero delegado, Michael Wolf, un profesional originario de la cantera de Skandia, donde llegó a vicepresidente, no oculta que la máxima preocupación de su empresa en nuestro país -donde actúa desde 1994- es contribuir a profesionalizar un sector y convencer a las empresas a externalizar esa función.

"En los países nórdicos recuperamos entre un 60% y un 70% de las sumas impagadas. En España no superamos el 40%"

Pregunta. ¿Son ustedes una auténtica multinacional del cobro de impagados. ¿Qué aportan a un sector en el que hay ya tantas empresas?

Respuesta. Nuestro gran desafío es el de redefinir esta actividad, que conserva ciertas connotaciones negativas. En Intrum Justitia hacemos mucho más que cobrar deudas, tratamos de ayudar a las empresas a gestionar sus cobros. Y no compartimos los métodos utilizados por algunos. Enfocamos nuestro trabajo, no a perseguir o presionar a los deudores, sino a buscar una solución.

P. ¿Pero en que se distinguen ustedes de una empresa de cobro de morosos?

R. Lo primero es que pensamos que, en general, la gente paga sus deudas y que, cuando no lo hace, es quizá porque ha tenido algún problema, como haber perdido el empleo. Por eso actuamos con sensibilidad.

P. ¿Hay más negocio para una empresa como la suya en tiempos de crisis?

R. No. Algunos lo piensan porque en las épocas de crisis hay gente que pierde su empleo y deja de pagar. Creen que eso puede llevar a que nuestros servicios sean más solicitados. Pero, le repito, el cobro de impagados es sólo una parte de nuestro trabajo. Lo que hacemos es proveer a nuestros clientes de un know how y un servicio enfocados a prevenir y evitar esas incidencias.

P. ¿Cuál es la opinión que les merece España en el tema de los impagados?

R. No quiero ofender, pero España está entre los últimos países de Europa en cumplimento de pagos. Lo que para nosotros es una oportunidad ya que parte de la causa de esa alta cifra de impagados se debe a que en España sólo el 5% de la gestión de cobros ha sido externalizada por las empresas. Y hay una correlación estrecha entre alto nivel de impagados y bajo nivel de externalización de la gestión de cobros. En Suecia o Finlandia, con un ratio de outsourcing muy alto, la tasa de impagados es muy baja.

P. ¿Quiere usted decir que tienen unas habilidades muy específicas?

R. Tenemos una serie de técnicas que tratamos de inculcar a nuestros clientes. Les ayudamos a seleccionar los clientes, de modo a prevenir impagados, y a segmentarlos por productos y riesgo.

P. ¿Es difícil recuperar los impagados? ¿Qué ratio de recuperación logran?

R. Varía según los países. En España es más bajo que en Suecia. En los países nórdicos recuperamos entre un 60% y un 70% de las sumas impagadas. En España no superamos el 40%.

P. ¿Cuál es su técnica para recuperar las deudas?

R. El primer paso es conocer la capacidad real de pago del deudor. Luego intentar convencerle para que pague. Hablamos con él por teléfono, le enviamos cartas, mensajes. Lo que evitamos, en lo posible, es llevarle a los tribunales: si la suma es pequeña, los gastos no compensan el esfuerzo.

P. ¿Significa eso que ustedes están dispuestos a aceptar pagos parciales?

R. Ante la posibilidad de no cobrar, aconsejamos a nuestros clientes, en ciertos casos, a que acepten quitas.

P. ¿Esta filosofía la utilizan en toda Europa?

R. Más en España. Piense que aquí no existe legislación que obligue a un deudor a pagar. En el norte de Europa, dejar de hacerlo está penalizado judicialmente. Pero en España no se penaliza realmente a los malos pagadores, lo que, unido a los plazos interminables, hace que mucha gente opte por no satisfacer sus deudas.