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El entorno de Chirac presiona para cerrar el paso a Sarkozy

Las aguas bajan turbias en el río de la derecha gubernamental francesa. La anunciada marcha triunfal de Nicolas Sarkozy, ministro del Interior y presidente de la Unión para un Movimiento Popular (UMP), hacia la candidatura de su partido a la presidencia tropieza cada día con una nueva emboscada de sus propios correligionarios.

Sarkozy, mientras tanto, se aferra al guión infalible que él mismo ha confeccionado. Dueño de la UMP, espera ser plebiscitado en enero por la militancia. Pero al igual que en el Partido Socialista se ha formado la plataforma TSS (Todo salvo Ségolène Royal), en la derecha las mismas siglas sirven para el titular de Interior.

El presidente Jacques Chirac, que cumplirá 74 años el próximo mes de noviembre, sigue amagando con presentarse para un tercer mandato en la que sería su quinta aventura presidencial, aunque insiste en que no se pronunciará sobre el asunto antes del próximo mes de marzo. Su esposa Bernadette sí que se ha mostrado partidaria de que presente su candidatura. Y en la recámara aguardan sus fieles: el primer ministro, Dominique de Villepin, que mantiene un discreto silencio sobre el tema, y la titular de Defensa, Michèle Alliot-Marie, que aspira abiertamente a encabezar las fuerzas de la derecha la próxima primavera.

Pero los rifirrafes entre todos ellos empiezan a ser demasiado habituales. Ayer mismo, tras haber llegado a un acuerdo de base sobre el programa electoral que llevará a las elecciones parlamentarias que en junio de 2007 seguirán a las presidenciales, Sarkozy y Alliot-Marie escenificaron sus discrepancias durante la reunión del Consejo Nacional del partido.

Unidad del partido

La titular de Defensa, guardiana de los valores gaullistas, reclamó su voz en la UMP y descalificó los proyectos comunitaristas de Sarkozy. La unidad del partido, dijo, "no significa uniformidad" y la discriminación positiva con las minorías étnicas es contraria a los valores republicanos, porque no se puede privilegiar la pertenencia a una comunidad en detrimento de las necesidades de todas las personas.

Pero desvelando algunas de las preocupaciones que la candidatura de Sarkozy despierta en los círculos presidenciales, Alliot-Marie no dudó en criticar la agresiva política del ministro del Interior -al menos en sus declaraciones- ante los jóvenes de las barriadas. La ministra de Defensa censuró "a quienes han predispuesto a la juventud en nuestra contra, insinuando que un joven podía ser un delincuente".

Dominique de Villepin, también presente en la reunión del Consejo Nacional, fue más discreto aunque no desaprovechó la ocasión para descalificar a quienes preconizan una "ruptura", como hace Sarkozy.

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