Compañeras con 78 años de diferencia
Que dos compañeras de piso se lleven 78 años de diferencia no es algo que ocurra muy a menudo. Y tampoco lo es que una de ellas cumpla 100 años. Pero en la vida, todas las situaciones son posibles. Y si no, que se lo pregunten a Jhovanna Romero, una estudiante de 22 años de la República Dominicana, y a su compañera de piso y casera, Maria Jesús Masoliver, que desde ayer es centenaria.
Jhovanna y Maria Jesús no llevan ni un mes viviendo juntas, pero ambas creen que la experiencia está resultando muy positiva. "He venido a Barcelona para cursar un master en Comunicación Empresarial en la Universidad Pompeu Fabra, becada por el Ministerio de Educación de mi país", explica Jhovanna. "Una amiga mía que estudió en Barcelona me explicó que una opción era convivir con una persona mayor. Ella lo hizo y me dijo que era una experiencia excelente. Me puse en contacto con la Fundación Viure i Conviure de Caixa Catalunya y aquí estoy", añade.
Para Maria Jesús, compartir piso con una persona joven no es algo nuevo: "Desde hace pocos días vivo con Jhovanna, aunque comparto piso con una estudiante desde 1999. Por aquí ya han pasado dos chicas. Han terminado sus estudios y han vuelto a sus casas, y yo sigo aquí".
La centenaria explica que da plena libertad a su compañera de piso. Eso sí, le gusta que esté en casa por la noche. "Si no, sufro por ella. Si llega tarde, pienso que igual le ha pasado algo malo". Eso sí, precisa que estar con una persona joven le da "mucha compañía". "No me siento tan sola. Mis hijos y nietos vienen a visitarme muy a menudo, pero todos tienen mucho trabajo", añade.
"Nos pareció una buena idea que conviviera con una persona joven. Es muy mayor y necesita alguien que la acompañe y que también esté todas las noches, por si pasa alguna cosa", explica Joan Ramon Masoliver, hijo de Maria Jesús, que tiene 70 años. "Las piernas le fallan, pero mentalmente está formidable, se acuerda de todo", añade otro de sus hijos, Ignasi Masoliver, monje del monasterio de Poblet. "No puedo ir sola por la calle. Necesito que alguien me acompañe. Una vez intenté ir sola, con el taca-taca, pero pensaba que no llegaba, me cansé mucho", añade Maria Jesús.
"¿Que cuál es el secreto para que mi madre haya cumplido 100 años? Ha llevado una vida muy sana, nunca ha fumado ni ha bebido", explica Joan Ramon. "Sí fumé cuando era joven, pero no me gustó", puntualiza Maria Jesús. Y otro de los trucos: leer mucho. "Cada día leo el periódico y siempre me dejan libros. Ahora estoy leyendo Al sur de Granada, de Gerald Brenan". La última recomendación: "Hablar". "Soy un poco xafardera", reconoce.
Mientras Maria Jesús explica sus trucos saludables, sus descendientes se han reunido en el comedor de su casa: un piso del Eixample, con techos altos, paredes blancas y mosaico en el suelo. Todos brindan por los 100 años de Maria Jesús. "Tengo 3 hijos, 8 nietos y 14 bisnietos, y también una hermana que tiene 91 años", añade. En un rincón del comedor, encima de una cómoda, Maria Jesús tiene un sinfín de fotos de sus hijos. En el lado opuesto, las de sus nietos.
Durante el curso pasado, un total de 246 mayores de 65 años compartieron su piso con un estudiante universitario o de un curso de posgrado. De todos ellos, el 30% eran de origen extranjero. "La idea no es que los jóvenes tengan un alojamiento gratis. Los chicos y chicas tienen que cumplir con un perfil determinado", explican Olga Ibáñez y Teia Roger, de la Fundación Viure i Conviure. "Muchos de los estudiantes dicen que les gusta mucho estar con personas mayores. Otros, en cambio, no han conocido a sus abuelos y desearían tener la oportunidad de vivir con una persona mayor", añade Roger.
Este programa intenta poner fin a uno de los principales problemas de las personas mayores: la soledad. En Barcelona, el 13,2% de las mujeres y el 7,6% de los hombres mayores de 74 años viven solos.
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