Analfabetismo científico
No haber oído hablar de Don Quijote de la Mancha y Sancho Panza nos hará merecedores sin duda de la etiqueta de ignorantes. No haber oído hablar del segundo principio de la termodinámica probablemente tan solo nos haga merecedores de un cómplice: "¿Y quién sí?". Y sin embargo, este principio es para la ciencia comparable a lo que la obra de Cervantes representa para la literatura. ¿Por qué entonces ese doble rasero que considera la última cultura general y relega la primera a una curiosidad prescindible? Una "curiosidad prescindible" que, por ejemplo, es fundamental para entender por qué el tiempo siempre avanza y no vivimos nuestra vida marcha atrás.
Y sin embargo, pese a que la releguemos a un segundo plano, la ciencia nos rodea. Vivimos inmersos en un mundo que sería imposible de imaginar sin tecnología: Desde el móvil a la televisión, desde los antibióticos a la anestesia del dentista. Nuestro bienestar es totalmente dependiente de ella, cada vez en mayor medida y más rápidamente. Paradójicamente, cada vez sabemos menos y menos sobre ciencia y tecnología. Estamos al día de los entresijos amorosos del famoso de turno, ¿pero lo estamos en los avances en medicina? Somos capaces de recitar innumerables nombres de futbolistas españoles, ¿pero cuántos de científicos e investigadores?
¿Es esta la sociedad que queremos, en la que solamente unos pocos puedan entender el mundo que nos rodea? ¿Estamos dispuestos a retroceder a una época en la que tan solo una minoría podía leer mientras el resto vivían en el más profundo analfabetismo? Si la respuesta es no, hemos de conseguir que la ciencia deje de ser esa eterna asignatura pendiente. Porque la ciencia no tiene por qué ser aburrida ni complicada.
Para demostrarlo, estos días, numerosas ciudades europeas celebran la Semana de la Ciencia y la Tecnología. Una iniciativa de ámbito europeo que pretende precisamente mostrarnos que la ciencia es relevante para todos, independientemente de nuestra edad, formación o profesión. En esta "semana", del 6 al 19 de noviembre, se organizan exposiciones y talleres en los que se podrá jugar, tocar, experimentar y aprender, sin aburrirse. Porque se trata de acercar la ciencia a todos, de suscitar la curiosidad y la sorpresa. De demostrar que puede ser todo un placer el descubrir y entender como funciona el mundo que nos rodea.
Desde RUVID, la Red de Universidades Valencianas para el fomento de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación, también hemos querido sumarnos a esta iniciativa y apostar por la divulgación de la ciencia. Lo hacemos con el proyecto La Mar de Ciencias, que mostrará algunos de los aspectos científico-técnicos relacionados con el mar Mediterráneo. Con esto, RUVID pretende acercarse un poco más a uno de sus objetivos fundacionales: Acercar la ciencia a los ciudadanos de la Comunidad Valenciana. Objetivo que comparte con las siete universidades que la integran, las cuales, a su vez, organizarán actividades para esta Semana de la Ciencia.
Pilar Durá Gilabert es Gerente de RUVID (Red de Universidades Valencianas para el fomento de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación)
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