Europa ante el gigante asiático

China sacude al mundo es el título de un libro de 1949 en el que el periodista Jack Belden relata los inicios de la revolución maoísta. También son las palabras que varios expertos pronunciaron ayer en la Casa Asia de Barcelona al referirse al extraordinario crecimiento del gigante asiático y el resto de esta región. Pero la revolución de la que hoy se habla es muy diferente a la que relató Belden: La economía de Asia creció un 7,7% el año pasado y, de la mano de la globalización económica, ya engloba el 21% de las exportaciones mundiales, respecto al 12% de 1995.

La invasión de productos chinos en los mercados desarrollados, que ha puesto en jaque a las empresas europeas, y la reacción proteccionista de algunos países fue debatida ayer en el IV encuentro económico Fórum Asia que finaliza hoy en Barcelona.

"Existe una preocupación exagerada por la compra de empresas occidentales por parte de compañías chinas y eso es patriotismo económico", opinó el secretario general de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Supachai Panintchpakdi. "Parece que los europeos pueden comprar en Asia, pero si sucede al revés les da miedo y dicen: nos están comiendo", remachó.

El también ex director de la Organización Mundial del Comercio (OMC) defendió que las economías avanzadas como las de la Unión Europea o Japón, con grandes superávits, "podrían asumir una parte más importante de las exportaciones" y facilitar el comercio multilateral promoviendo "un ajuste de tipos de cambio a nivel global".

Estas reflexiones cobran mayor relevancia tras el fracaso de la Ronda de Doha para liberalizar el comercio mundial, un proceso negociador que arrancó en 2001 y que dio al traste este verano debido a que la UE, Estados Unidos, India, Brasil, Japón y Australia no lograron salvar sus diferencias sobre el acceso a los mercados para sus productos agrícolas y la limitación de las subvenciones al campo.

El director adjunto de la OMC, Harsha Vardhana Singh, alertó de que, en buena parte como consecuencia de este fiasco, hay un total de 311 pactos regionales -acuerdos bilaterales sobre comercio entre dos países- notificados a la OMC y "cuando existe un sistema de comercio multilateral, ningún país debe limitarse con acuerdos bilaterales". A su juicio, "los pactos regionales menoscaban la efectividad del sistema".

Tras el fracaso de Doha, India ha comenzado a buscar acuerdos con la UE y Japón. Australia también está dispuesta a hacerlo con China o Japón. Esta proliferación de pactos, ha advertido el Banco Asiático de Desarrollo, puede acabar convirtiendo el mapa comercial en "un plato de noodles (una variedad de fideos asiáticos)".

Con más o menos barreras, algunos estudios revelan que una Asia cada vez más hambrienta conectará (sin Japón) el 30% de la economía en 2020, el mismo peso que Europa. Otras estadísticas revelan una verdad más cruda: el 60% de la población aún susbsiste con menos de dos dólares diarios.