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El futuro de Cataluña

Montilla, Carod y Saura quieren evitar choques y consensuarán todos los cargos

Una concentración obliga a salir por la puerta trasera de la Generalitat al presidente y al líder del PSC

José Montilla no quiere que la cohabitación de tres partidos en el Gobierno catalán implique, de nuevo, que el presidente de la Generalitat tenga las manos atadas al nombrar a sus altos cargos. Y Esquerra Republicana e Iniciativa, por su parte, tampoco desean que la preeminencia socialista desemboque en una designación unilateral de los máximos responsables de la estructura administrativa. Para evitar este choque de voluntades, José Montilla, Josep Lluís Carod y Joan Saura han acordado que el consenso presida la casi totalidad de sus decisiones gubernamentales.

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Día a día y con gran cautela los dirigentes del nuevo tripartito van desbrozando el terreno para configurar el nuevo Gobierno catalán y evitar los baches y las convulsiones del pasado. De momento, los tres líderes han decidido que para formar parte de la estructura del nuevo Ejecutivo no baste con el beneplácito de uno de los partidos que lo integran, sino que sea necesario el consenso de las tres fuerzas. Fuentes de la negociación afirman que esto afectará a áreas de especial sensibilidad como la política lingüística, que se disputaban el presidenciable José Montilla y el futuro vicepresidente, Josep Lluís Carod. Al final será Carod el que la asuma, pero el máximo responsable de este departamento se decidirá por consenso de los tres partidos.

Idéntica negociación servirá para designar otros cargos de la Administración, como el secretario de comunicación, o de organismos estratégicos o transversales como el del Instituto Catalán del Suelo, la empresa de infraestructuras Gisa o el responsable del Instituto Catalán de Finanzas.

Toda prevención es poca para no repetir los errores del anterior Gobierno, como se comprometió Montilla en el acto de presentación de la Entesa Nacional de Progrés el martes en el Parlament. Para alcanzar tan compleja empresa, dirigentes de las tres formaciones están embarcados en una frenética negociación de la que no son ajenos José Montilla, Josep Lluís Carod y Joan Saura. Los tres líderes políticos almorzaron ayer juntos en Barcelona para superar las divergencias que surgen en una complicada negociación de este tipo.

También Montilla quiso ayer poner al corriente de las conversaciones al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, recién aterrizado de su viaje oficial a Senegal. Ambos se entrevistaron a media tarde en la Generalitat por espacio de una hora y media. Fuentes próximas a Montilla explicaron que la conversación sirvió para acabar de clarificar el calendario hasta la investidura de éste, que se prevé para el día 27 o 28 de noviembre. Antes, los días 23 y 24, habrá el debate de investidura en el Parlament.

"Cataluña no perdona"

El encuentro entre Maragall y Montilla se celebró en el Palau de la Generalitat, mientras en el exterior se manifestaban unas 200 personas contra la reedición del tripartito. Los manifestantes, algunos de ellos con senyeres y banderas estelades, desplegaron pancartas contra el tripartito. Entre ellas una de gran tamaño con la inscripción: "Nos habéis traicionado, Cataluña no perdona". Los manifestantes habían sido convocados por Unidad Nacional Catalana, un partido independentista extraparlamentario que se se autodefine como "genuinamente catalán" y que, entre otras cosas, reclama una política de familia que "aumente el índice de natalidad" de Cataluña.

La presencia de los manifestantes en la plaza de Sant Jaume hizo que Maragall y Montilla optaran por abandonar la Generalitat a través de una puerta trasera para evitar provocaciones con los concentrados. El secretario de organización del PSC, José Zaragoza, exigió a Convergència i Unió que se desmarque públicamente de este tipo de manifestaciones, que consideró "propias del Partido Popular".

Por otra parte, el Consejo Nacional de Iniciativa per Catalunya ratificó ayer el acuerdo para la formación del Gobierno tripartito. Tras la reunión, el vicepresidente de la formación, Jordi Guillot, defendió el acuerdo alcanzado y aseguró que la atribución del Departamento de Interior a Joan Saura "no es un regalo envenenado". Aseguró que el líder ecosocialista impulsará una política de seguridad progresista al servicio de "los débiles".

Las voces críticas surgieron de Esquerra Unida i Alternativa, cuyo coordinador, Jordi Miralles, lamentó que su formación no haya logrado ningún departamento en el nuevo Gobierno. Miralles opina que su exclusión se debe a la existencia de un "pacto previo" entre el PSC y ERC.

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