_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gobierno catalán

Con extrema rapidez, los tres partidos de la izquierda catalana han alcanzado un acuerdo de principio para gobernar conjuntamente la Generalitat. De no mediar sorpresas, la Convergència i Unió de Artur Mas, que obtuvo la primera plaza en las elecciones del 1-N, quedaría nuevamente desbancada del poder que conservó durante 23 años. En buena parte, ello se debe a sus propios resultados, más débiles de lo que proyectaba, y que hacían imposible una alianza más o menos implícita con el PP. En parte, a sus errores, como un programa económico ultraliberal, poco acorde con la tradición pujoliana o un extraño estilo de campaña electoral en la que, pese a su condición de favorito, se dedicó a enajenarse eventuales aliados, al denostarlos con una dureza poco acorde al moderantismo de sus electores. El órdago de Mas de que gobernaba él o volvía el tripartito podía haber tenido sentido con una mayoría amplia; al no obtenerla, cimentaba la cohesión de sus rivales.

Más información
Montilla, Carod y Saura pactan un nuevo tripartito en Cataluña
El PSC, Esquerra e Iniciativa alcanzan un principio de acuerdo para gobernar en Cataluña

La configuración en ciernes de un nuevo Gobierno de izquierdas obedece a ambiciones, tan criticables como legítimas, de sus socios, entre ellas el cálculo de Esquerra de que ése, y no un Ejecutivo CiU-ERC, es su mejor instrumento para aspirar a largo plazo a la hegemonía del campo nacionalista. Pero también a corrientes de fondo: la extendida percepción de que las innovaciones más sociales de la obra del Gobierno de Pasqual Maragall habían quedado inacabadas (algunas ni siquiera iniciadas), o la vuelta a la dinámica izquierdas / derechas, por encima del eje nacionalistas / no nacionalistas, plasmada el 1-N en una mayoría clara de aquéllas.

La rapidez del preacuerdo puede ser tanto un síntoma del temor a que distintas presiones torcieran la voluntad de los tres partidos, cuanto, ojalá, de un deseo de eficacia y cambio en sus comportamientos pasados, que produjo un drástico voto de castigo a socialistas y republicanos. Lo que también anida en la decisión de elaborar un protocolo interno que coloque al Gobierno por encima de sus partes y evite los vaivenes circenses y gratuitas salidas de tono que prodigó el anterior tripartito. Montilla, Carod y Saura no deben olvidar la corriente de recelos y escepticismo a la que se enfrentará su nuevo pacto. Ni el perjuicio objetivo que supone para Zapatero -cuya respetuosa actitud ante las negociaciones autónomas deben valorar, cuando bien le convenía la sociovergencia- el retorno de Esquerra (más aún, si la encabeza Carod) a la Generalitat, lo que le enajenará votos, aliados como CiU y ofrecerá un buen blanco al PP. Un nuevo tripartito, aunque sea reformulado, no dispondrá de periodos de gracia para ninguna gracia extemporánea. Más allá de estas cuestiones, el pacto en confección implica una cierta normalización de Cataluña: hace posible que un catalán nacido en Andalucía sea su presidente. Apoyado, además, por un partido independentista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_