La mítica 'Crónica sentimental de España', de Vázquez Montalbán, llega a los escenarios
Xavier Albertí adapta el texto como cabaret literario y lo estrena hoy en Temporada Alta
A finales de 1969, un todavía poco conocido Manuel Vázquez Montalbán publicó en la revista Triunfo una serie de artículos que, bajo el epígrafe Crónica sentimental de España, serían editados más tarde en libro por su enorme impacto. En ellos, analizaba la vida cotidiana para reflejar la evolución sentimental y moral de los españoles. El director teatral, músico y actor Xavier Albertí, amante de los retos escénicos, dirige una adaptación de esos textos, con formato de cabaret literario, que se estrena hoy en el Teatre de Salt (Girona), en el marco del festival Temporada Alta.
En su Crónica sentimental de España, Vázquez Montalbán se fijaba en cómo se articulan los mecanismos de la canción para contribuir a forjar el imaginario colectivo, en unos años en los que éste concedía un lugar de privilegio a toreros y folclóricas y el amor debía ser casto y puro, siempre bajo la bendición de Dios. Y así, las coplas y los temas de mayor éxito del franquismo se convirtieron en eficaces transmisores de normas de conducta moral.
Albertí señala que "la intención última del espectáculo es señalar que el poder no sólo opera desde las leyes y los parlamentos, sino que también lo hace desde la sentimentalidad". En opinión del director teatral, "mucha gente cree que la copla y la canción popular son franquistas. Y lo que ocurre es que el franquismo se las apropió porque eran un arma inmejorable para crear una educación moral y sentimental del pueblo". Para Albertí, el teatro es un lugar idóneo "para reflexionar sobre los elementos del poder que se infiltran en la cultura popular".
A decir del director, la Crónica sentimental de España es un libro "con una respiración escénica clarísima". De él se ha extraído el grueso de materiales que nutren el espectáculo. Además, éste incorpora textos de otros libros del prolífico escritor, entre ellos el de poesía Una educación sentimental (1967), el segundo de la popular serie del detective Carvalho, Tatuaje (1974), y los ensayos Los demonios familiares de Franco (1978), Crónica sentimental de la transición (1985), Barcelonas (1987) y La Aznaridad (2003).
Con esas incorporaciones, Albertí ha querido extender prácticamente hasta la actualidad el recorrido iniciado por el autor en aquel primer libro, que abarcaba desde 1940 hasta 1960. El montaje intercala textos y canciones citadas y analizadas por Vázquez Montalbán (No tiene importancia, Mi Jaca, Tengo una vaca lechera, Rascayú...). "El espectador podrá ver que, si se les quita la caspa de un régimen polvoriento, muchas de esas canciones son mejores de lo que nos habían dicho", opina el director.
Sobre el escenario, Albertí, al piano, está acompañado por un grupo de intérpretes "de la familia", profesionales con los que ha trabajado en numerosas ocasiones y con quienes se siente especialmente cómodo: Montse Esteve, Titon Frauca, Lina Lambert, Oriol Genís y Xavier Pujolràs. Todos actúan y cantan, a veces acompañándose de instrumentos de juguete, aunque el director subraya que no hay dos canciones tratadas igual. Es decir, que no hay ninguna convención a la hora de abordarlas, y la fórmula escogida en cada caso responde a una intencionalidad. Así, Lambert canta ¡Qué viva España! en una traducción en árabe, que cobra, subraya Albertí, resonancias radicalmente distintas a las del patrioterismo habitual a la que va asociada.
Tras su estreno en Girona, Crónica sentimental de España llegará el 20 de diciembre a la sala Muntaner de Barcelona. Albertí espera que el recorrido del espectáculo, dada su temática, sea largo.
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