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El Estatuto andaluz recibe un apoyo rotundo del pleno del Congreso

Todos los grupos felicitan al PP por cambiar de posición y apoyar la reforma

Lourdes Lucio

Lo que parecía una quimera hace seis meses fue ayer posible cuando el Estatuto de Autonomía para Andalucía obtuvo el apoyo casi unánime del pleno del Congreso, al sumar 306 votos a favor y tan sólo dos abstenciones (BNG y EA). Todos los grupos ensalzaron el valor y la utilidad de la política para lograr el consenso, pero también la mayoría de los intervinientes dirigió una retahíla de reproches al PP por su cambio de posición respecto a las reformas estatutarias. "Ya no podrán decir que los socialistas estamos desmontando el Estado", afirmó el portavoz del PSOE, Diego López Garrido.

Esta frase y otras similares del portavoz socialista a punto estuvo de hacer saltar por los aires el ambiente de felicitación por sacar juntos una reforma que llegó de Andalucía con el único apoyo del PSOE e Izquierda Unida. Durante la tramitación del texto en la Comisión Constitucional, los protagonistas del acuerdo (PSOE, PP e IU) se guardaron mucho de lanzarse los trastos a la cabeza sobre quién había mudado más de posición, pero ayer pareció que no podían aguantar más. En Andalucía, el PP votó en contra del texto y también rechazó su toma en consideración en el Congreso.

Las explicaciones de Mariano Rajoy para justificar el apoyo de su grupo a un proyecto que él mismo había calificado de "inconstitucional" fueron seguidas con atención por los diputados. Su discurso fue de consumo interno, para explicar a los suyos por qué hace pocos meses la "realidad nacional" de Andalucía era un "cachondeo", como él dijo, y con la redacción buscada ahora ha quedado "poco más que una cita literaria o un adorno retórico" que carece de relevancia política "porque no significa nada".

Sus palabras fueron muy aplaudidas por la bancada popular, pero llamó mucho la atención la desgana de su portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, quien prácticamente daba palmas sordas. Zaplana veía "tremendamente complicado" el acuerdo sobre el Estatuto cuando el líder regional del PP, Javier Arenas, lo consideraba "posible".

La escalada de afeamientos hacia el PP la comenzó de manera suave, como sin querer, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, quien se felicitó de que los "más reticentes" compartan ahora las reformas estatutarias. También consideró una "paradoja" que se impugne el Estatuto catalán ante el Tribunal Constitucional cuando el andaluz incluye aspectos muy similares, como la regulación específica de nuevos derechos, amplía las competencias, descentraliza la administración de justicia o prevé criterios propios de financiación.

Tras esas consideraciones de De la Vega llegaron las del resto de los grupos, golpearon en el mismo punto al PP. "Ustedes se han autoimpugnado, autocensurado, autolesionado en su línea argumental en lo que ha sido su ataque al Estatuto catalán", dijo Jordi Xuclà (CiU), quien se felicitó por la "actualización" de las posiciones del PP.

Similar al Estatuto catalán

Un grado más subió Joan Tardá (ERC), quien calificó de "vergonzante la hipocresía" del PP al apoyar un Estatuto para Andalucía "clónico" del de Cataluña. Éste diputado acabó su intervención exclamando un "¡viva Andalucía lliure!". También en esa línea se manifestó el portavoz del PNV, Aitor Esteban, quien aconsejó estar atentos a la sentencia del Tribunal Constitucional por si "pudiera tener repercusiones en el Estatuto andaluz".

A los portavoces nacionalistas del Congreso lo que más gracia les hizo del nuevo Estatuto andaluz es que la fórmula elegida por socialistas y populares para que figurara la expresión sobre la realidad nacional de Andalucía en el Preámbulo sea el Manifiesto andalucista de Córdoba de 1919, que declara a Andalucía "separatista" del Estado. "Me parece impactante", dijo el portavoz de CiU.

Gaspar Llamazares (IU) siguió también la senda de sacar los colores al centro derecha, al asegurar que con su apoyo al Estatuto de Andalucía la estrategia de la descalificación del proceso autonómico ha fracasado.

Pero lo que irritó más al PP fueron las palabras de López Garrido, quien aseguró que a partir de ahora no "se podrá decir que las reformas son un capricho, que nadie pide" y que ya no se desmiembra el Estado.

Rajoy pidió consumir su turno de réplica para rebatir que el cambio de voto del PP suponga un cambio de posición, algo en lo que, a su juicio, sí han incurrido los socialistas. Según el líder popular, el Estatuto que salió de Andalucía era inconstitucional y ahora es un texto nuevo porque se han modificado más de 120 artículos de los 246 de la propuesta.

Esencia constitucional

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, destacó ayer que la aprobación del nuevo Estatuto de Andalucía supone el triunfo de "la ciudadanía, de la democracia y del Estado de las Autonomías" y evitó atribuir el éxito a ningún partido político.

Aseguró que la inclusión de la expresión realidad nacional en el Preámbulo del Estatuto andaluz no afecta "a la esencia" del orden constitucional. Zapatero afirmó que la oposición del PP a esta expresión respondía a una estrategia a "corto plazo". Los populares finalmente han asumido realidad nacional en el texto andaluz con una referencia histórica al Manifiesto andalucista de Córdoba de 1919.

Antes del acuerdo, distintos dirigentes del PP habían lanzado severas críticas a la inclusión de esta expresión en el Estatuto andaluz, que su líder, Mariano Rajoy, había tildado de "cachondeo".

Zapatero felicitó al presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, Manuel Chaves, por la "buena labor" realizada con el Estatuto. "Es de justicia reconocer que Chaves ha dado los pasos necesarios para la reforma". "En el contenido y también en el logro del consenso político", dijo.

Por su parte, Chaves criticó que Rajoy sostuviese durante el debate que el texto que llegó del Parlamento andaluz era inconstitucional.

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