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Detenidos cinco adolescentes por el ataque al autobús de Marsella

Una mujer sufrió graves quemaduras al incendiarse el vehículo

Los supuestos autores del incendio de un autobús el pasado sábado en Marsella, a causa del cual una mujer de 26 años se debate entre la vida y la muerte con quemaduras en el 62% de su cuerpo, son cinco adolescentes de entre 15 y 17 años. La policía los detuvo ayer en sus domicilios. El primer ministro francés, Dominique de Villepin, anunció más tarde que son los "presuntos autores" del ataque.

Para localizarlos, la policía se ha basado en los testimonios de los pasajeros que viajaban aquella noche en el autobús, así como en los de los de vecinos del barrio. El diario Le Parisien aseguraba ayer que los agentes disponen también de las imágenes que grabaron las cámaras de vigilancia del autobús, lo que permitiría identificar sin problemas a los sospechosos.

Mama Galledou, la joven estudiante que no pudo salir a tiempo del autobús y cuyo vestido de fibra sintética se empapó del líquido inflamable que lanzaron los agresores, se encuentra en coma inducido y respiración asistida.

Su pronóstico es reservado, aunque ya ha pasado las primeras 48 horas críticas. Los médicos indican que no se podrá saber si cuenta con posibilidades de sobrevivir hasta dentro de tres semanas.

Dos de los detenidos tienen 15 años y los otros tres, 17, pero todos ellos estaban fichados por la policía por diferentes motivos -uno de ellos por un asunto "grave"-, según explicó el fiscal de Marsella, Jacques Beaume, quien confirmó que el episodio del incendio tuvo dos partes.

Un primer intento de abordar el vehículo entre dos paradas fue abortado por la conductora, que no quiso abrir las puertas, seguido de una supuesta represalia, unos minutos más tarde, cuando el autobús hacía el trayecto de vuelta.

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"La convicción de la conductora es que eran los mismos, lo que significaría una preparación" del atentado, explicó ayer el fiscal, que les acusa de "incendio voluntario con consecuencia de mutilación o enfermedad permanente", lo que conlleva penas de hasta 30 años de prisión.

Villepin, por su parte, aprovechó la sesión de control al Ejecutivo en la Asamblea Nacional para alardear de los resultados de su Gobierno en la lucha contra la violencia urbana, y aseguró que desde la llegada de la derecha al poder en 2002 la delincuencia ha bajado en Francia un 9%, mientras que bajo el Gobierno socialista de Lionel Jospin había aumentado un 14%.

La "agresión bárbara de Marsella", dijo el primer ministro, "me chocó profundamente y frente a esas violencias inaceptables, el Gobierno ha reaccionado".

Desde la izquierda se discrepa del triunfalismo gubernamental. La candidata favorita de los socialistas para la elección presidencial, Ségolène Royal, poco dada a la blandura frente al fenómeno de la violencia y partidaria de involucrar al Ejército en la rehabilitación de los jóvenes delincuentes de los barrios más conflictivos, criticó la acción del Ejecutivo conservador, un año después de la rebelión de las barriadas.

"El Gobierno no se ha preocupado de lo que pasa en estos lugares; estos barrios padecen sus constantes cambios e improvisaciones. No hay la más mínima coherencia", dijo Royal.

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