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Reportaje:

Un Misteri otoñal

Hoy se representan en Elche, fuera de su calendario veraniego, la Vespra y la Festa

A las famosísimas celebraciones del Misteri d'Elx los días 14 y 15 de agosto, precedidas por tres ensayos generales (11, 12 y 13 del mismo mes), se añade, el día 1 de noviembre de los años pares, una representación general que acoge la Vespra por la mañana y, por la tarde, la Festa. Este Misteri otoñal tiene, a su vez, dos ensayos generales los días 29 y 30 de octubre, a las 10 de la noche, para los que pueden adquirirse entradas. Todo ello responde tanto a la necesidad de ultimar detalles como a la de permitir su contemplación a un público cada vez más numeroso. Recordemos que el Misteri fue declarado monumento nacional (curiosamente, en tiempos de la República) y que, en 2001, la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad. Se desarrolla, en los ensayos generales, casi en su totalidad, aunque falte, por ejemplo, una de las apariciones del Araceli, o la coronación de la Virgen en las alturas, que se limita a la tradicional lluvia de oropel. En cualquier caso, el espectador se lleva una imagen cabal del acto, y el Ayuntamiento de Elche lo sitúa como culminación del Festival de Teatro y Música Medieval.

Un delicioso perfume popular envuelve una música cuyo origen es de carácter culto

Resulta realmente conmovedor contemplar un espectáculo que, aún conteniendo materiales de origen más antiguo, parece haberse iniciado a finales del XV -la leyenda lo sitúa en el XIII, pero no existe ninguna documentación que avale esa tesis-, y que se ha mantenido casi sin interrupción hasta nuestros días. Incluso cuando la desamortización privó a la Basílica de Santa María de su capilla de cantores, el pueblo tomó en sus manos el Misteri y asumió los roles que antes ejecutaban músicos profesionales. De ahí, así como de la natural evolución seguida a lo largo de todos estos siglos, viene ese delicioso perfume popular que envuelve una música cuyo origen es de carácter culto. La Festa ha sabido trampear las prohibiciones del teatro dentro de los templos basándose en su antigua dependencia del Consistorio o en excepciones concretas como la realizada por el Papa Urbano VIII (1632). Por otra parte, mezcla con toda naturalidad el valenciano con el latín, aunque predomine aquél, y utiliza unas tramoyas realmente impactantes desde el punto de vista teatral. Los niños cantando los papeles femeninos (la María y el Ángel), le dan el toque más genuino a la representación (recordemos que a las mujeres les estaba prohibido cantar en los templos), a pesar de que su afinación no sea impecable. Y es curioso que en las grabaciones que se reclaman "historicistas", como las de Capella de Ministrers o Jordi Savall, hayan sido sustituidos por mujeres y, en algunos casos, se hayan eliminado o abreviado ciertos melismas, tan espúreos, quizás, como deliciosos. La marca de fábrica del Misteri es, nos guste o no, el canto melismático y poco sólido de los niños que intervienen, junto a dos adultos, en el cuarteto Esposa e Mare de Déu, a muchos metros de altura. La razón no es que sea lo más popular o lo más auténtico. Se trata, simplemente, de que es lo más bonito: teatral y musicalmente hablando.

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