"Es muy difícil estar en el armario"
Miguel y Pau, estudiantes transexuales, logran que la UAB acepte cambiarles el nombre de mujer a hombre
"Somos transexuales. De mujer a hombre". Lo dicen Pau y Miguel, estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Pau tiene 18 años; Miguel, 19. En las listas de clase, en el correo electrónico y en el campus virtual de la universidad aparecen con sus nombres femeninos originales, pero están a punto de lograr que la universidad les cambie sus nombres del DNI y ponga Pau y Miguel en los documentos internos.
Miguel, que estudia tercer curso de Sociología, dice que lleva intentando el cambio desde que empezó la carrera. Pau, que cursa segundo de Periodismo, reclama desde este año. La universidad les comunicó el pasado jueves que cambiará sus nombres en los documentos internos. El cambio será efectivo en pocos días, "en cuanto se realicen los cambios informáticos y administrativos necesarios", según el vicerrector de estudiantes, Joan Carbonell.
"Es duro ante los compañeros cuando al pasar lista te llaman por el nombre femenino"
No habrá cambio de nombre en el título o en un certificado oficial, pero con este cambio se dan por satisfechos.La universidad ya les dio la opción de quitar su nombre femenino y poner la inicial del nombre legal en las listas, pero consideraron la medida insuficiente.
Con la norma actual, un transexual que quiera cambiar su nombre en el Registro Civil necesita una sentencia judicial y someterse a una operación de reasignación de sexo, un proceso caro e incluso peligroso. Si se aprueba la ley que debate el Congreso, los transexuales podrán cambiar su nombre sin tener que operarse, aunque se les exigirá que acrediten dos años de tratamiento médico, un diagnóstico de disforia de género y que en ese periodo hayan llevado una vida acorde con su nuevo género.
Los alumnos se concentraron ayer en el campus de la universidad, en Bellaterra, apoyados por diversos colectivos de gays, lesbianas, transexuales y estudiantes
Los dos estudiantes insisten en que el cambio de nombre es una cuestión de identidad; no un capricho. Sus nombres femeninos chocan con su aspecto físico. "Algunos profesores pasan lista en clase. Te llaman por el nombre femenino y resulta duro ante los compañeros", dicen. Pau recalca que, a veces, se ven obligados a dar explicaciones a otros compañeros acerca de su identidad de género. Tienen claro que "si eres transexual es muy difícil estar en el armario porque tu apariencia física no coincide con tu nombre".
Miguel y Pau explican que hace mucho tiempo se entrevistaron con el Síndic de Greuges de la universidad, pero fue hace unos días cuando el vicerrector de estudiantes aceptó su petición.
El vicerrector señala: "Me enteré de la reclamación hace pocos días cuando les atendió mi adjunto y posteriormente yo mismo. Somos sensibles a su reclamación y hemos decidido cambiar sus nombres en los documentos que genere la universidad, siempre que no tengan validez legal. En un título o un certificado no podemos cambiar el nombre porque lo que cuenta es lo que figura en el carnet de identidad", dice el vicerrector. Para eso, Pau y Miquel tendrán que esperar a la futura ley.
"Tenemos derecho a la privacidad y a la intimidad. Y eso no ha sido posible porque hemos tenido que movernos y el proceso ha sido largo. Cambiar el nombre mejora la calidad de vida. Queremos que la universidad haga una declaración institucional, que no se repita el largo proceso que hemos tenido que seguir". Pau y Miguel están a punto de lograr su objetivo y esperan a la futura ley para seguir avanzando.
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