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Entrevista:MANUEL CHAVES | Presidente de la Junta de Andalucía

"Ya está claro que no hay reformas estatutarias que rompan España"

Lourdes Lucio

Manuel Chaves (Ceuta, 1945) está pletórico. Apostó por la reforma del Estatuto andaluz en junio de 2001 y hoy puede presumir de haber logrado el consenso con el principal partido de la oposición. Da por finiquitado el discurso de que con las reformas estatutarias España se rompe, uno de los argumentos principales del PP contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

Pregunta. ¿Quién ha ganado, usted o Javier Arenas?

Respuesta. Hemos ganado todos los partidos que han participado del consenso. Todos tenemos que tener la satisfacción de que vamos a dotar a las instituciones andaluzas, pero también a la ciudadanía, de un buen instrumento para seguir progresando. Vamos a tener más competencias, cauces de financiación mejores, más derechos y más posibilidades de control de la ciudadanía sobre las instituciones. Aquel argumento que se utilizó de que el Estatuto no era necesario para Andalucía y para la ciudadanía ha pasado a la historia.

"Nadie me hubiera perdonado en Andalucía que yo hubiera eliminado el término 'realidad nacional'. Refuerza nuestra identidad"
"El incorporar la mención a la Constitución no sobraba, pero tampoco hacía falta. Era obvio que el Estatuto era y es constitucional"
"Al final, quien ha decidido ha sido Rajoy. Ha tomado una buena decisión que valoro porque ha habido generosidad y flexibilidad"

P. Hace cinco meses, según Mariano Rajoy, el Estatuto andaluz era un "cachondeo". Y hoy es un referente de constitucionalidad. ¿Qué ha pasado?

R. Hay que remontarse a la confrontación entre el PSOE y el PP sobre el Estatuto de Cataluña. Ahí encontraremos la clave del cambio que se ha producido. En aquel momento el PP adopta la estrategia de que España se rompe, de que realidad nacional es una chirigota o que esto iba a ser una incitación al islamismo y de que yo era un antiespañol. Esta posición la reflejó el PP en el Parlamento andaluz y también en la toma en consideración de la propuesta de reforma en el Congreso. Cuando ya nadie se cree lo de la ruptura de la unidad de España, el PP de Andalucía reflexiona. Creo que considera que quedarse fuera iba a traer a la memoria de los andaluces el recuerdo del 28-F y que era un suicidio político para ellos, empezando por las elecciones municipales. Surge un enfrentamiento entre el PP andaluz y parte de la dirección nacional del PP y al final quien ha decidido ha sido Rajoy. Ha tomado una buena decisión que valoro porque ha habido generosidad y flexibilidad. Para el PP ha sido muy duro aceptar los términos de la realidad nacional.

P. ¿El discurso del España se rompe se ha acabado ya?

R. Se acabó hace tiempo, pero por si había alguna duda con este acuerdo ya está claro que no hay reformas estatutarias que rompan la unidad de España. A partir de ahora, cualquier reforma que entre en el Congreso va a tener como punto de referencia el Estatuto andaluz. No existe ninguna duda sobre su constitucionalidad, ya lo era cuando salió del Parlamento andaluz y, por si hubiera alguna, se ha remachado con la reforma de más de 100 artículos introduciendo el término de acuerdo con lo que dice la Constitución o el ordenamiento jurídico. Y además marca un nivel de autogobierno muy alto.

P. Muchos no han entendido que usted, que es un hombre de Estado y presidente del PSOE, defendiera hasta el final la alusión de realidad nacional.

R. No sólo a nivel político, sino también social, los términos de realidad nacional se habían convertido en algo muy importante desde el punto de vista simbólico. Estaba en relación con la identidad de los andaluces. Hubiera ido en detrimento de la propia credibilidad del Estatuto el retirar esa expresión. Nadie me hubiera perdonado en Andalucía que yo hubiera aceptado la eliminación de los términos realidad nacional. Eso refuerza nuestra identidad y la definición como nacionalidad histórica de Andalucía.

P. Si el PP no hubiera aceptado las dos palabras, ¿estaba dispuesto a que no hubiera pacto?

R. Con absoluta seguridad. Si no lo hubiera aceptado no habría habido acuerdo, lo digo con total convicción.

P. ¿Por qué no fue posible el acuerdo en Andalucía y sí en Madrid?

R. Se ha trasladado la tesis de que al PSOE federal le interesaba el acuerdo y al PSOE andaluz no y a la inversa en el PP. Es una teoría falsa, un poco tonta. Desde el primer momento tenía claro que había que hacer todos los esfuerzos por incorporar al PP, si no el Estatuto se hubiera quedado sin el sostén necesario para que tuviera estabilidad en el futuro. No he tenido nunca duda de eso. Tampoco en mi partido, ni aquí ni allí. He tenido por parte de la comisión ejecutiva federal toda la autonomía del mundo para las decisiones.

P. ¿Quién ha cedido más?

R. En el Congreso se ha probado lo sustancial del acuerdo del Parlamento andaluz: en enseñanza laica, muerte digna, competencias. Pero la posición más abierta ha estado en el PSOE porque era el que había elaborado con IU la propuesta de reforma. El aunar las posiciones del PP y de IU en torno a un Estatuto complejo no ha sido fácil.

P. ¿El Congreso ha mejorado el texto?

R. Sí. La introducción de todas aquellas referencias a la Constitución tranquiliza a mucha gente y también al PP. Eso ha sido positivo.

P. Pero resulta paradójico que en una comunidad tan poco sospechosa de soberanismo, en su Estatuto se introduzcan más de 60 latiguillos constitucionales.

R. El incorporar la mención a la Constitución no sobraba, pero tampoco hacía falta. Era obvio que el Estatuto era y es constitucional. Pero si eso era una concesión que había que hacerle al PP para su tranquilidad y que pudiera alegar de que había conseguido determinadas cosas pues... bienvenido sea.

P. ¿Qué destacaría del Estatuto?

R. Yo espero que el debate de la realidad nacional, que ha sido importante, acabe. Deberíamos entrar en el contenido: la financiación, los nuevos derechos, las competencias, el Guadalquivir... Pondría el énfasis en la regulación de los derechos sociales, que es muy novedosa.

P. Sin embargo, en materia de financiación se ha aprobado como criterio fundamental el de la población y el cobro de la deuda histórica. ¿Ha sido fácil?

R. No lo ha sido, pero ha habido mucha comprensión por parte del Gobierno que, al final, es el que elabora el Presupuesto General del Estado. Es muy importante el que la financiación tome como punto de referencia la población y el que por primera vez se establezcan plazos muy concretos para la disposición adicional segunda [deuda histórica]. Es un paso adelante muy importante. Espero que a lo largo de los próximos 25 años no se nos cruce por medio el PIB y sea más favorable que el de la población.

P. ¿Cómo valora el no del Partido Andalucista?

R. Yo lamento que haya entrado en el terreno de la marginalidad política. Pero lo peor es que se siente a gusto en la marginalidad. Debería reflexionar. Estamos abiertos a negociar en el Senado si hay propuestas razonables.

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