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Reportaje:

La historia de Valencia en 15.000 cajas

Miles de piezas arqueológicas recorren el tiempo desde la fundación de Valencia hasta la época moderna

Estanterías de hierro que trepan hasta el techo de un sótano. La sala se tiñe del azul eléctrico de las cajas que, amontonadas en los estantes, parecen luchar para poder inspirar un aire tan prisionero como ellas. La luz fluorescente ilumina la escena que bien podría corresponder a un almacén de naranjas, cámaras fotográficas o económicos peines de plástico. Sin embargo, dentro de las aproximadamente 15.000 cajas guardadas en el almacén del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM), en el polígono de Vara de Quart, está parte de la historia que un día dejó de pertenecer a los bajos fondos de la ciudad. La fiebre constructora ha multiplicado en los últimos años las excavaciones arqueológicas, que en ciertas partes de la ciudad -las llamadas zonas de vigilancia- son condición sine qua non para poder edificar. Miles de piezas pertenecientes al periodo comprendido entre la fundación de la ciudad romana de Valentia -148 a.C.- y la época moderna, han sido rescatadas del olvido.

Los restos romanos están a cuatro metros y medio de profundidad, la Edad Media a uno
Del siglo VIII al IX se llama ciudad de polvo, Madina Al-Thurat, sin apenas referencias

Mosaicos, joyas, jarrones, huesos... y todo tipo de material salvo las monedas, que duermen en una caja fuerte ubicada en las dependencias del consistorio valenciano, esperan en este subterráneo. Las piezas almacenadas aquí son estudiadas y seleccionadas para poderlas destinar a uno u otro uso. "El 20% del material se cataloga y se restaura y parte de este se expone en el Museo de Historia de Valencia", afirma Pepa Pascual, arqueóloga municipal y miembro del SIAM. El resto servirá como material para los investigadores. La clasificación de las piezas se estructura en torno a la excavación, que tiene un número de referencia, y los datos relativos al lugar y el estrato que ocupaban los objetos deviene imprescindible para su posterior estudio. "Normalmente, la profundidad de los objetos indica la cronología de los mismos. Los restos romanos suelen estar a unos cuatro metros y medio de profundidad mientras que los que datan de la época medieval se encuentran aproximadamente a un metro de la superficie", asegura Pascual.

"Valencia es la zona más excavada de toda la Comunidad", explica Albert Ribera, máximo responsable del servicio. Sin embargo, entre las toneladas de tierra removida en todo el término municipal desde 1981, cuando se sistematiza el servicio de arqueología y empiezan las excavaciones, apenas se han encontrado vestigios del período que constituye "el punto más negro de la historia y de la arqueología valenciana, una época evaporada", afirma Ribera. Por ese entonces, entre finales del siglo VIII y principios del IX, Valencia era conocida como Madinat Al-Thurat -ciudad de polvo-, una especie de tierra de nadie de la que "apenas tenemos referencias". El siglo XII está, en cambio, en el lado opuesto del espectro, una centuria ampliamente documentada tanto a nivel histórico como en términos arqueológicos. La época romana también cuenta con un gran fondo. Entre sus tesoros, el SIAM aún alberga los hallazgos que prueban la escaramuza que tuvo lugar en la Almoina durante la guerra sertoriana -75 a.C.-: parte de los esqueletos de 14 combatientes que fueron ejecutados en la plaza del mismo nombre, pulseras, botellas de vidrio y cerámicas. Un material que será exhibido el año que viene en el museo de la Almoina.

Para Pascual, sin embargo, la arqueología no solo es pasado y por eso esta disciplina, opina, debe adelantarse al futuro: "Ahora todo se destruye y desaparece. Por eso aquí también conservamos trozos de pavimento, de vajillas o soldaditos de juguete de los años 40. Incluso tenemos materiales que se desecharon durante las obras de un aparcamiento cercano al Puerto y pudimos extraer piedras y maderas del antiguo malecón. Se trata de asegurar que el día de mañana contaremos con muestras suficientes de nuestro tiempo".

Dispersión y falta de espacio

El concejal del partido socialista, Juan Soto, exigió en 2004, poco después de la apertura de la nave industrial donde hoy está radicada la SIAM, la unificación espacial de todas las piezas arqueológicas, entonces dispersadas por diversos puntos de almacenaje de la ciudad de Valencia, en las nuevas instalaciones. Las antiguas dependencias del servicio de arqueología, salvo la ubicada en la calle Maldonado, se fueron vaciando y el material se trasladó a Vara de Quart. Sin embargo, las piezas correspondientes a las excavaciones realizadas entre 1998 y 2004, que fueron custodiadas por la Consejería de Cultura, siguen repartidas "por bajos, solares y dependencias de otras administraciones como el antiguo Hospital de Bétera", según afirma Soto. El edil sostiene que como el espacio de la nave es insuficiente para las necesidades del SIAM, el Ayuntamiento se resiste a recuperar los fondos restantes y desplazarlos a Vara de Quart. Las instalaciones "van a quedarse pequeñas en dos años", asegura un miembro del servicio. Otra de las reclamaciones del concejal es un mayor protagonismo municipal en la supervisión, estudio e investigación de las excavaciones arqueológicas, tareas que corresponden, conforme a la Ley del Patrimonio Cultural Valenciana de 1998, a los promotores privados (excavación) y la administración autonómica (supervisión) cuando los terrenos recaen en las citadas zonas de vigilancia (ocho en total).

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