Villepin insiste en que es víctima y no inductor de un montaje contra Nicolas Sarkozy
El caso Clearstream, el culebrón sobre falsos casos de corrupción y comisiones ilegales que involucra a la cúpula del poder político francés -desde el presidente Jacques Chirac, pasando por el primer ministro, Dominique de Villepin, hasta el ministro del Interior y supuesta víctima de la conspiración Nicolas Sarkozy- ha resurgido como un Guadiana. Ayer, en una entrevista a Le Monde, Villepin insistía en su inocencia y pedía comparecer para poder defenderse "de las mentiras que se traducen en calumnias y a su vez en injusticias".
Los jueces que investigan el caso han iniciado una ronda de interrogatorios que arrancó con el del ex primer ministro Jean Pierre Raffarin, la semana pasada, y han citado a la ministra de Defensa Michèle Alliot-Marie, la semana próxima.
El llamado caso Clearstream nace de un supuesto listado de cuentas corrientes de la sociedad financiera luxemburguesa de este nombre a las que habrían llegado comisiones procedentes del escándalo de la venta de varias fragatas de la empresa Thomson a Taiwan. La lista, que resultó ser falsa y cuyo origen hay que buscarlo en las luchas internas por el control del consorcio aeroespacial EADS, incluía los nombres de empresarios y políticos, y más concretamente el de Sarkozy, que figuraba bajo sus segundos apellidos. La actuación de Villepin cuando en 2004 ocupaba la cartera de Exteriores, ordenando investigarla pero no informando a Sarkozy, abre la puerta a las sospechas de que pretendía destruir la carrera política del actual primer secretario del partido gubernamental, la Unión por un Movimiento Popular (UMP).
Espionaje francés
Villepin reconoce que en 2004 pidió al general Philippe Rondot, coordinador de las dos grandes agencias de información del Estado, que verificara las informaciones sobre las cuentas de Clearstream. Pero añade: "Nunca solicité una investigación ni informe alguno me fue remitido. Sólo volví a ver al general siete meses más tarde". Y en contra de lo que afirmaba Le Monde el lunes, niega que destruyera un documento de los servicios secretos sobre ese caso.
Sin embargo, en la citada entrevista, el primer ministro se cura en salud al asegurar que ordenó la investigación "siguiendo instrucciones del primer ministro Jean Pierre Raffarin", con lo que intenta cerrar la puerta a una posible imputación. Por el contrario, Raffarin ha declarado ante los jueces que desconocía este asunto.
Por el momento hay dos personas inculpadas en el caso, el que fuera vicepresidente de EADS, Jean Louis Gergorin, que envió los listados al juez que investigaba las comisiones ilegales pagadas en la venta de las fragatas, y el informático Emil Lahud, la persona que los fabricó físicamente. Rondot, cuya declaración descubrió los entresijos del caso a los jueces, reconoció que había tenido al corriente a la ministra de Defensa de los resultados de su investigación, y que concluyó que se trataba de un montaje.
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