Montilla apela al sufragio "inteligente" para combatir la fuga de votos hacia ICV

Sin dejar de ensañarse con su gran rival, Artur Mas, el candidato del Partit dels Socialistes, José Montilla, se empleó ayer a fondo en recuperar la bolsa de votantes desencantados con el PSC y que en todas las encuestas aparecen encuadrados en el ámbito de Iniciativa per Catalunya. Preocupado por los decisivos dos o tres escaños que el PSC podría perder en beneficio de ICV, Montilla apeló al "voto inteligente" y a apoyar a su partido porque el voto al PSC "vale el doble" por ser, dijo, "la única garantía de que Cataluña tendrá un presidente de izquierdas".

En la actualidad, los socialistas tienen 42 escaños en el Parlament e Iniciativa per Catalunya-Esquerra Unida i Alternativa, nueve. Pero la mayor parte de encuestas mantienen que ICV podría ser el partido con una mayor subida estas elecciones y le auguran hasta 15 escaños en los comicios del 1 de noviembre. El problema para los socialistas es que buena parte de estos nuevos votantes de ICV serían socialistas desencantados con el rumbo del PSC y muy especialmente por la accidentada renuncia a la reelección de Pasqual Maragall en favor de José Montilla. Y los socialistas no pueden permitirse perder ni un solo escaño si quieren aspirar a tener una posición fuerte en un Gobierno de coalición.

Por eso, ayer, el mensaje de Montilla en todos y cada uno de sus actos públicos fue el mismo. "El voto del PSC vale el doble, pues es el único que garantiza un gobierno de izquierdas y un Ejecutivo estable". No quiso citar directamente a sus fieles aliados de Iniciativa per Catalunya, pero de sus palabras se dedujo que los ecosocialistas eran ayer el blanco de las apelaciones de Montilla.

Respeto al rival

El candidato socialista afirmó: "votar a otras formaciones, a las que respetamos profundamente y seguramente obtendrán representación parlamentaria puede estar muy bien, pero el voto al PSC es el que hace posible un Gobierno de izquierdas". "El voto al PSC es el voto inteligente", remachó el líder socialista en una afirmación que buscaba contrarrestar el lema de la izquierda inteligente que ha venido utilizando Iniciativa en su precampaña electoral.

Pero los socialistas no olvidan que su gran enemigo no es Joan Saura, ni siquiera Artur Mas, sino el fantasma de la abstención y la desmovilización de su propio electorado, especialmente en lo que un día fue el cinturón rojo de Barcelona. Por este motivo, Montilla acudió ayer a dos de sus feudos para buscar, capturar y retener a su electorado tradicional. Por la mañana estuvo en Cornellà de Llobregat y por la tarde fue a L'Hospitalet. Esta última ciudad es la segunda de Cataluña en términos de población y una de las que más abstención registra en las elecciones autonómicas: el 40,8% en las de 2003, tres puntos por encima de la media catalana.

Montilla también trató de transmitir confianza a los sectores empresariales que temen que una eventual reedición del tripartito pudiera volver a desembocar en un Gobierno poco coordinado en materias como la investigación científica, algo que varios sectores han criticado al Ejecutivo de Pasqual Maragall. Por ello se comprometió a "liderar" las "políticas transversales" de su Gobierno tenga la composición que tenga.