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Reportaje:

Puente cultural entre Cataluña y Madrid

El centro Blanquerna difunde desde hace año y medio la cultura catalana. Ahora acoge también la sede de la Generalitat en la capital

"La libertad es una librería". Estas palabras del poeta catalán Joan Margarit dan la bienvenida al Centre Cultural Blanquerna, que hace un año y medio abrió sus ojos mirando al vecino Círculo de Bellas Artes, en el número 44 de la calle de Alcalá. Y así, con libertad, Blanquerna, que toma su nombre de una novela de Ramón Llull, se ha convertido en el buque insignia de la cultura catalana en la capital y la antesala de la nueva sede de la Delegación de la Generalitat en Madrid.

Una librería, un salón de actos y exposiciones, un aula de idioma y una oficina de turismo que abren las puertas de par en par a lo catalán, e invitan a conocer. "Estamos aquí para tender puentes", explica Santiago de Torres, delegado del Gobierno catalán en la capital desde 2004. "Esperamos poder mejorar las relaciones bilaterales. Queremos que la vía sea de doble sentido y poder así estrechar los lazos entre Cataluña y Madrid".

En el sitio donde antes estaban el yugo y las flechas ahora ondea una bandera catalana

El pasado 14 de septiembre, la delegación abandonaba su antigua sede en el barrio de Salamanca y se trasladaba a este enclave: la cuarta planta del edificio Zúrich, donde durante la dictadura estuvo la Secretaría General del Movimiento. "Es un lugar con un significado simbólico espectacular". Donde hace años el yugo y las flechas exaltaban el franquismo, ondea ahora una bandera catalana. "Es el mundo al revés", sonríe De Torres.

Desde junio de 2005 ha habido 82 actos en Blanquerna, entre exposiciones, conferencias, conciertos en directo, debates literarios... Fue entonces cuando abandonó la calle de Serrano para hacerse un hueco en la milla de oro de la cultura. "No paré hasta conseguir que estuviéramos aquí", admite tímidamente. No le faltan razones. Desde los amplios ventanales de la delegación se contempla la Gran Vía en su confluencia con Alcalá: a un lado, el Círculo de Bellas Artes; al otro, el Ministerio de Educación y Ciencia; enfrente, el instituto Cervantes.

Esta delegación, que lleva más de 20 años en la capital, tiene como objetivos principales divulgar la realidad catalana y las relaciones de sus instituciones con las del Gobierno del Estado. "Explicar a las empresas multinacionales cómo pueden venir a Cataluña; acercarnos a los embajadores de otros países que trabajan en Madrid; y extender nuestra cultura", explica el delegado.

Blanquerna es la piedra angular sobre la que se asienta y desde la que se catapulta esa proyección de la realidad catalana por la que aboga De Torres. Un gran centro cultural, el lugar idóneo para mostrarse a los ojos de los transeúntes. En la primera planta, una espaciosa librería ofrece un amplio fondo. "No sólo hay libros en catalán. Apostamos por la diversidad. Y nos hemos especializado en la arquitectura, el diseño y la gastronomía, donde Cataluña tiene mucho que decir", señala De Torres. Las obras completas de Pla comparten espacio con la historia de Tirante el blanco, Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell, en los dos idiomas. Y un poco más allá, una estantería repleta de guías de viaje.

En la planta baja, un salón de actos y exposiciones presidido por la colección de gorros del fallecido actor, director y dramaturgo, Adolfo Marsillach -"Un catalán que trascendió lo catalán", esconde una oficina de turismo por la que pasan cada mes "entre 70 y 100 personas", explica Núria, la encargada. "Teníamos que luchar contra una opinión preestablecida, pero los resultados son buenos, la librería vende muchísimo, los encuentros literarios se llenan y los actos que organizamos son un éxito".

De Torres se muestra cauteloso, pero optimista: "Hay momentos en que debido al ruido mediático da la impresión de que los puentes se rompen, pero hay que pensar que debajo de la espuma está la cerveza, y nosotros somos la cerveza. En Madrid se aprecia mucho lo que se hace en Barcelona y en Barcelona, lo que se hace en Madrid. Por eso al final, si quitas la espuma, eso es lo que de verdad importa".

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