Islandia rompe con 20 años de moratoria y reanuda la caza comercial de ballenas
El convenio internacional a favor de los cetáceos pierde apoyos
Islandia acabó ayer con 20 años de moratoria en la caza comercial de ballenas. El país nórdico anunció que permitirá a su flota cazar 39 ballenas en los próximos 12 meses sólo para vender la carne. Islandia se suma así a Noruega, el único país que viola el acuerdo internacional para proteger a las ballenas y da un paso más contra el convenio. Japón mantiene la caza de 1.000 ballenas al año aunque alega fines científicos. La decisión de Islandia supone un duro revés para los conservacionistas, que ven cómo paso a paso los países favorables a la caza ganan terreno.
La moratoria sobre la caza de ballenas se apaga lentamente. Los 65 países de la Comisión Ballenera Internacional acordaron en 1982 prohibir toda la caza comercial. La prohibición entró en vigor en 1986 aunque se permitía la caza con fines científicos. Desde el principio, Japón Noruega e Islandia presionaron para dinamitar el acuerdo y se acogieron a supuestos estudios biológicos para permitir cierta cuota. En 1993, Noruega quien decidió unilateralmente proseguir con la caza comercial de ballenas, para comérselas en filetes a la plancha.
Desde entonces, estos países comenzaron una carrera en busca de apoyos fueron tan tenaz como infructuosa. Hasta que en junio pasado, 33 de los 65 países aprobaron la primera declaración contra la prohibición. "La moratoria, que fue promovida como una medida temporal, ya no es necesaria", decía la resolución. La votación salió adelante por un voto pero no tuvo efectos prácticos porque para levantar la prohibición hacen falta tres cuartas partes de los votos.
La votación, sin embargo, sí ha dado argumentos a Islandia. El ministerio de Pesca emitió ayer un comunicado en el que autoriza "la pesca sostenible de ballenas para el año 2006/2007, que acaba el 31 de agosto". La cuota es de 39 ballenas y, según Islandia, "ninguna de las capturas afecta a especies amenazadas de ballenas". Según el Gobierno islandés, permitirá la caza de 30 ejemplares del rorcual aliblanco (Balaenoptera acutorostrata), una especie de siete metros de largo y que pesa unas 10 toneladas. Islandia afirma que en sus aguas hay 43.600 rorcuales aliblancos. Además, permitirá la caza de nueve ejemplares del rorcual común (Balaenoptera physalus), una ballena de unos 30 metros y 50 toneladas. Según el Gobierno islandés, en el Atlántico norte hay unos 25.800 ejemplares. Sin embargo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza califica a las dos especies como vulnerables.
"Estamos listos para empezar la caza inmediatamente", declaró a Reuters Kristjan Loftsson, jefe de la compañía ballenera islandesa.
Pero el Gobierno islandés ya anuncia que "los niveles sostenibles de pesca son de 200 ejemplares de rorcual común y 400 de rorcual aliblanco". Es decir, Islandia ya apunta sus intenciones. Y van mucho más allá de la cuota anunciada ayer.
Por eso, la organización ecologista Greenpeace afirmó que la decisión de ayer de aprobar cuotas pequeñas trata de probar "la reacción internacional" y ampliarlas en el futuro si no hay revuelo. El responsable de la organización en Noruega, Martin Norman, insistió en que Islandia ha sido incapaz de vender toda la carne de ballena de su programa científico (los 300 ejemplares que cazaba hasta ahora bajo un supuesto programa de estudios) porque no hay demanda suficiente. Añadió que la caza perjudicará a Islandia al dañar el turismo y su imagen internacional.
Noruega autorizó el año pasado la caza de 1.096 ballenas para fines comerciales. Japón, que cada año permite la caza de más de 1.000 ejemplares, lo camufla bajo un programa científico, aunque normalmente la carne de ballena acaba en el plato como filetes. Los esquimales de Groenlandia tienen permiso para cazar unos 200 ejemplares al año y 140 ejemplares como caza tradicional en el Pacífico.
Un portavoz de la secretaría de la comisión ballenera internacional declaró que los 20 años de moratoria han tenido efecto en algunas partes del mundo: "Mientras la población de gran ballena azul ha aumentado en el Atlántico norte, en el Pacífico se mantiene estable en unos 100 ejemplares, lo que la convierte en una especie muy amenazada".
Islandia no se enfrenta a sanciones por retomar la caza y su decisión es especialmente importante porque demuestra que los países favorables a terminar con la moratoria son cada vez más fuertes, que no temen alzar su voz pese a que los ecologistas hacen de esta práctica un ejemplo de caza sin sentido.
En la votación que en junio pasado pidió acabar con la moratoria se pronunciaron a favor países como Guatemala, Camboya o las islas Marshall.
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