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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Avanzar hacia el desarme nuclear

La conmoción ante la reciente prueba nuclear efectuada por Corea del Norte muestra la debilidad de un sistema de seguridad colectiva que está fallando. Lo que vuelve a colocar al mundo ante la necesidad de tomar el asunto muy en serio, reclamando el esfuerzo de todas las partes, también de los Estados poseedores, que habrían de dar pasos hacia el desarme nuclear, tal como se comprometieron al finalizar la guerra fría.

En la presentación del Informe de la Comisión sobre Armas de Destrucción Masiva ante la Asamblea Anual de Organizaciones No Gubernamentales con estatus consultivo en Naciones Unidas, realizada a primeros de septiembre en Nueva York, su presidente, Hans Blix, puso un énfasis especial en la necesidad de volver a situar el desarme nuclear en la agenda crítica de la sociedad civil, de modo análogo a como lo estuvo en los años ochenta, durante la guerra fría. La mejor solución a la proliferación de armas nucleares sería que los países dejaran de pensar que las necesitan, ya que si no pueden desinventarse, sí pueden prohibirse, como están prohibidas las armas químicas y biológicas. Según el informe, existen todavía unas 27.000 armas de este tipo, de las que unas 12.000 están desplegadas activamente.

Para Blix la situación es grave, por el deterioro de los compromisos internacionales y la creciente pérdida de legitimidad del actual estatus de los Estados poseedores del arma nuclear. Mientras estos Estados sigan teniendo armas nucleares y no den pasos efectivos hacia su destrucción, otros querrán seguir el ejemplo. El informe incluye 60 recomendaciones prácticas; entre otras, recomendaciones para reducir el peligro de los arsenales existentes, evitando que los Estados los usen y que los terroristas accedan a ellos; para evitar la proliferación vertical, de nuevos sistemas, y horizontal, de nuevos poseedores.

Para avanzar hacia la prohibición definitiva, tanto de las pruebas como de las armas nucleares, es necesario generar confianza, un orden internacional reglamentado que sea respetado por todos, en el que primen la verificación internacional y el multilateralismo efectivo. Lo único que hace falta es voluntad, voluntad política. Con la voluntad de los Estados, incluso la eliminación final de estas armas estaría al alcance del mundo. Y ahí entramos todos nosotros, pues esta voluntad difícilmente surgirá si la sociedad civil no se implica con todo su empuje y la reclama.

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