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Los padres se quejan del mal estado de los colegios de la época franquista en Valencia

Noguera asegura que Camps no actuó para evitar el deterioro cuando fue consejero

El colegio público San Juan de Ribera, en pleno centro de Valencia, está en un edificio "predemocrático" de muros desconchados y techo de uralita -material prohibido hoy en las construcciones escolares por su alto contenido de amianto-. El colegio San Fernando, enclavado en un patio de vecinos de las fincas colindantes está en "estado deplorable", así como el Doctor Olóriz del barrio de La Saidia o el Benalúa en la Malva-rosa, que acaban de remozar por fuera. Todos forman parte de un paisaje educativo en Valencia cuyos usuarios empiezan a no tolerar la situación.

Los padres y madres de los alumnos de estos colegios -más parecidos a un "paisaje lunar" que a un centro educativo- están "hartos" del mal estado de las instalaciones y de los riesgos a los se pueden exponer sus hijos durante las ocho horas que pasan en ellos. Estos edificios de la época franquista, hoy muy "desvencijados", en vez de desaparecer paulatinamente envejecen a ojos vista en la capital valenciana a medida van pasan los años. Desde que en 1997 el Gobierno del PP los incluyera en su famoso Mapa Escolar de reformas y nuevas construcciones, no se han reformado aún, como demuestran gráficamente las fotos remitidas por los propios padres de los alumnos.

"No todo es tan bonito como lo pinta el señor Camps", según ha denunciado la portavoz socialista de Educación en las Cortes Valencianas, Ana Noguera, que ayer instó al que fue consejero de Educación de 1997 a 1999 "a visitar estos centros, en toda la Comunidad Valenciana, para que se comprometa a mejorarlos".

Noguera considera a Camps responsable directo de estas deficiencias que se remontan a su etapa como responsable del ramo. Y le pregunta: "¿Qué hizo, señor Camps cuando fue consejero y había menos matrícula que ahora para taponar el sistema educativo?". Según Noguera, "si las reformas se hubieran hecho en su día, no se habría llegado a la situación actual". Una situación donde las cifras de su consejero actual hablan de 400 centros reformados, mientras el propio Camps los reduce a 218.

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