Lluvia de dinero para los antiabortistas

Las mujeres que abortan tienen un 99% más de probabilidad de abusar físicamente de sus hijos. Tres de cada cinco personas que interrumpen su embarazo tienen más tarde un parto gravemente prematuro. El aborto provoca importantes secuelas físicas y psicológicas a la mujer. Entre ellas, aumento de la mortalidad, alteraciones del deseo sexual, ansiedad, depresión grave y aislamiento.

Éstas son algunas de las opiniones que sostiene la Asociación Víctimas del Aborto, una de las responsables de asesorar a las jóvenes embarazadas con dudas sobre su situación que acuden a la Red de Madres, un programa financiado por la Consejería de Educación. Para apoyar sus tesis, la asociación recurre constantemente al síndrome pos-aborto, concepto inexistente para la

Organización Mundial de la Salud.

De los 600.000 euros que la Comunidad ha destinado este año al programa, dirigido a "atender las necesidades de las jóvenes embarazadas y de las madres y padres sin recursos", el 72% lo han recibido organizaciones religiosas o ligadas al movimiento antiabortista. Nairobi, venezolana de 23 años, es una de las que pidió asesoramiento a la Asociación Víctimas del Aborto, que ha recibido 22.769 euros de las arcas públicas.

"Cuando recurrí a ellos, hicieron lo que yo más necesitaba: escucharme. También me proporcionaron una psicóloga que me explicó que las condiciones económicas eran lo de menos; lo importante era que yo me conociera a mí misma. A partir de ahí, todo lo demás seguiría su curso", explica Nairobi mientras acaricia a su hija Nayeli, de nueve meses. Hoy, por su trabajo como limpiadora gana 700 euros, con los que tiene que sacar adelante a su pequeña familia. El programa de la consejería le proporcionó una canastilla, visitas al pediatra, guardería y leche para su hija. A través de un convenio con una fundación también colaboradora de Red de Madres, se ha inscrito en una escuela de enfermería.

Esperanza Puente, presidenta de Víctimas del Aborto, recurre a su historia personal para explicar el nacimiento de la asociación: "Yo decidí no tener a mi hijo porque nadie me contó todo lo que iba a venir después". Con lo que nadie le contó, Puente se refiere a la supuesta ayuda psiquiátrica que "tarde o temprano" requieren todas las mujeres que interrumpen su embarazo: "Después del trauma, vienen convertidas en muertas vivientes. En la asociación les damos información, porque lo único que encuentran fuera es un muro de silencio sobre su sufrimiento".

Pero no todas las solicitudes obtienen financiación de la Red de Madres. Educación desestimó al Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad, que en 2005 atendió 9.300 consultas de jóvenes, por no alcanzar la puntuación suficiente. En la consejería aseguran que conceden las ayudas con una baremación objetiva, "sin atender a la ideología de nadie, o si está a favor o en contra del aborto". Ana García no lo tiene tan claro. La coordinadora del Centro Joven cree que detrás de los criterios de subvenciones se esconde una motivación ideológica. "Están intentando eliminar la pluralidad que existía antes. Educación nos retiró sus ayudas en 2005, emitió un informe negativo sobre nosotros que tenía que remitir al Ministerio de Trabajo, y ahora rechazan nuestra solicitud para la Red de Madres".

García enmarca esta actitud dentro de una visión global que pretende acallar los puntos de vista discordantes. Pone como ejemplo la eliminación en 2005 de las ayudas para los cursos de sexualidad y reproducción que se impartían a profesores y monitores. "En su lugar, se ha encargado a una fundación religiosa, que dan charlas en los institutos explicando que el sexo va indefectiblemente unido al amor", añade. Y teme que esta tendencia vaya a más. García muestra su preocupación por una iniciativa del colectivo Hazte Oír, que solicita a la Consejería de Sanidad la retirada de las subvenciones que permiten al centro subsistir. "En 2004 cerramos dos meses por falta de dinero; espero que no nos vuelva a ocurrir", asegura.

García considera que la mayor parte de las asociaciones de Red de Madres se limitan a dar una ayuda "meramente asistencial". "No tiene sentido que las Víctimas del Aborto basen su trabajo en conceptos como el síndrome pos-aborto. Claro que un aborto no meditado puede resultar traumático, igual que lo puede ser tener un hijo no deseado. Pero los profesionales no estamos para eso, sino para acompañar a la mujer en la decisión que tome", añade.

Puente, la presidenta de Víctimas del Aborto, subraya la necesidad de organizaciones como la suya. "Si hubiera existido cuando decidí deshacerme de mi hijo, seguro que no lo habría hecho". Así ha ocurrido en el caso de Nairobi. Ella, al final, tuvo a su hija. Sin embargo, según cuenta ella misma, el día que fue a la asociación en busca de ayuda, ya tenía cita en una clínica para interrumpir su embarazo. Pero, no se sabe por qué, más tarde cambió de idea.