Renta por la vivienda propia
El progresivo aumento de la esperanza de vida ha determinado la aparición durante los últimos años de una amplia oferta de productos y servicios dirigidos expresamente a las personas mayores. Las entidades bancarias, conscientes de las necesidades que este colectivo afronta también en el ámbito financiero, se han incorporado recientemente a esta tendencia, diseñando y comercializando nuevas fórmulas que pretenden dar respuesta a las demandas de este segmento de la población, cada vez más representativo dentro del conjunto de la sociedad.
De esta situación, y de la revalorización experimentada por la vivienda, nace, precisamente, el concepto de hipoteca inversa, un término importado del mercado anglosajón, todavía novedoso en España, pero ya consolidado en otros países como Reino Unido o Estados Unidos.
Se puede acceder a un crédito con la garantía del inmueble, sin renunciar a su propiedad o a su uso
Se trata, en definitiva, de una alternativa viable para obtener unos ingresos complementarios a la pensión, con los que disfrutar de un nivel de vida más elevado tras nuestra jubilación, o poder costear posibles gastos sanitarios o asistenciales. Y es que, para una buena parte de los casi ocho millones de pensionistas que viven en España, los 720 euros que, como media, ingresan mensualmente pueden resultar insuficientes para afrontar un día a día marcado muchas veces por la "dependencia". A través de esta fórmula, denominada también hipoteca vitalicia, las personas que son propietarias de una vivienda pueden acceder a un crédito en el que el inmueble actúa como garantía, sin renunciar a su propiedad ni a su uso habitual.
Para poder beneficiarse de una hipoteca inversa es necesario que, en ese momento, el solicitante no posea otros créditos hipotecarios y que la vivienda objeto de la operación esté pagada íntegramente. La concesión del préstamo, así como la cuantía del mismo, dependerá, entre otros, de los siguientes factores: la edad del cliente (que, por lo general, no podrá ser inferior a 70 años); el sexo (dado que, de acuerdo con las estadísticas, las mujeres son más longevas); el valor de tasación de la vivienda; los tipos de interés, o el plazo del crédito (que la entidad financiera fijará en función de la esperanza de vida del titular).
Tras su aprobación, la hipoteca inversa contempla varias posibilidades para disponer del capital: una única suma inicial, el establecimiento de una línea de crédito y la recepción de ingresos periódicos durante un plazo predeterminado o hasta el fallecimiento del prestatario.
Una de las cuestiones que pueden plantearse en este punto es cómo amortizar una hipoteca de este tipo. Esta opción, dada la naturaleza del préstamo, únicamente podrá llevarse a cabo una vez haya fallecido el propietario de la vivienda. En ese caso, los herederos disponen de varias vías para que la propiedad no pase a manos del banco o caja con el que se firmó la operación. En primer lugar, abonar el capital pendiente en su totalidad. Como segunda posibilidad, es factible suscribir una nueva hipoteca para no perder la titularidad del inmueble. Y, por último, vender la casa, cancelar la deuda restante y disponer del beneficio obtenido gracias a su revalorización. En cualquiera de estos escenarios, la cantidad adeudada se ceñirá al valor de la propiedad garantizado mediante la hipoteca.
Además de la hipoteca inversa, en el mercado existen otros productos similares, entre los que destacan la vivienda pensión, que se basa en la venta del inmueble a una determinada firma bancaria, inmobiliaria o de seguros, que permite el usufructo de la misma y a cambio de la cual se obtiene una renta vitalicia, y la hipoteca pensión, que consiste en la suscripción de un crédito hipotecario sobre la vivienda para poder contratar una pensión vitalicia. Frente a estas otras modalidades, la principal ventaja de la hipoteca inversa es su tratamiento fiscal, ya que la renta percibida no tributa a estos efectos.
Ángel Bouzas es consejero director general de Freedom Finance.
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