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Reportaje:Europa y el islam

Censura de muerte

Un profesor francés que criticó al islam en un artículo lleva 15 días escondido por amenazas

Robert Redeker tiene 52 años y hace más de 20 que da clases de filosofía en un liceo de las afueras de Toulouse. Hijo de alemanes que tras la guerra no quisieron regresar al país natal, Redeker ha crecido como un campesino pobre y se considera a sí mismo "un hijo salvado por la República"; es decir, por la enseñanza pública, obligatoria y laica, a la que tuvo muchas dificultades para adaptarse pero que le insufló "el placer de la lectura a alguien que rechazaba las formas de este mundo".

Redeker escribe a menudo en Les Temps Modernes, la publicación bimensual que fundara Jean-Paul Sartre. Y en la prensa. Le gusta opinar sobre la actualidad, intervenir en el debate público. El pasado 19 de septiembre envió una tribuna a Le Figaro en respuesta al escándalo que había despertado la conferencia del papa Benedicto XVI en Alemania, tribuna titulada Ante las intimidaciones de los islamistas, ¿qué debe hacer el mundo libre?

En su artículo de 'Le Figaro', Robert Redeker calificaba a Mahoma de "maestro del odio"

Robert Redeker, desde ese día, vive en paradero desconocido, protegido las 24 horas del día por la policía, sin poder dar clases, alejado de su familia, también bajo protección, y todo porque dos días después de la publicación del artículo empezó a recibir amenazas por correo electrónico. "En varias de ellas figuraba mi foto, mi dirección particular, cómo llegar a mi casa y la consigna de 'a este cerdo hay que cortarle la cabeza", ha declarado a varios medios de comunicación franceses.

El carácter individualista de Redeker hace que los sindicatos de profesores le respalden casi a regañadientes: "No compartimos las convicciones de Robert Redeker", señaló un representante sindical. El ministro de Educación, Pilles de Robien, fue aún más reticente, pues después de asegurarle su "solidaridad", afirmó que "un funcionario ha de mostrarse moderado y prudente en toda circunstancia"; consigna que es dudoso que figure en ningún manual de la Administración pública y que, según Redeker, "de aplicarse, acabaría con toda vida intelectual en Francia".

Lo peor, pero no lo más inesperado, lo dijo el MRAP, un movimiento contra el racismo y la amistad entre los pueblos, que justifica las amenazas de muerte: "La provocación genera lo inaceptable". Ese comportamiento no sorprende a Redeker, pues "los mismos que habitualmente te felicitan si criticas a la Iglesia católica, son reticentes cuando se trata de una crítica al islam".

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En su artículo, Redeker consideraba que Occidente "está de nuevo bajo la violencia ideológica", trataba a Mahoma de "maestro del odio", al Corán como un texto "de una violencia inaudita" y se refería al profeta de Alá como a "un jefe de guerra despiadado", que practicaba "el pillaje, masacraba judíos y era polígamo".

Esas frases fueron si duda las que más dolieron al jeque Youssef Al Qaradawi, que el 20 de septiembre se asomó a las pantallas de Al Yazira para convertir a Redeker en el "islamófobo del momento". Si él no hubiese dicho nada, puede que no hubiera ocurrido nada. El número de Le Figaro con la tribuna de Redeker fue prohibido en Túnez y Egipto. El jeque al Qaradawi tiene una emisión regular -La vida y la Charia- en la que presenta a los kamikazes palestinos como "mártires" y precisa que "la esposa sólo puede cortarse el pelo con el permiso del marido".

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, ha salido en defensa de la "libertad de expresión" poniendo "como único límite el respeto a los demás" y, sobre todo, recordando que "hay que luchar en el plano internacional para garantizar que se desarrolle el respeto, la tolerancia y el conocimiento entre civilizaciones".

Un grupo de intelectuales -Alexander Adler, Alain Finkielkraut, Elisabeth Badinter, André Glucksmann, Bernard-Henri Lévy, entre otros- ha pedido a los representantes de todas las religiones presentes en Francia, "y de manera especial a los musulmanes", que pongan a Redeker "bajo su protección".

Pero la propuesta más ingeniosa es la del soberanista conservador Philippe de Villiers, que reclama del presidente Jacques Chirac que "dé un albergue simbólico" en el palacio del Elíseo al profesor amenazado. En definitiva, como dice con ironía otro filósofo, Michel Onfray, el pobre Redeker acaba de descubrir que "Alá es [demasiado] grande".

El profesor de filosofía Robert Redeker.
El profesor de filosofía Robert Redeker.CORDON PRESS

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