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"El desayuno consistía en las puntas de las porras que los hijos pellizcaban a hurtadillas"

Lo que sigue es la biografía apócrifa de Francisco Hernando que figura en el expediente de la concesión de la medalla a título de méritos: "Nacido en Madrid el 2 de junio de 1945, en el seno de una familia muy humilde, rozando la más absoluta pobreza, su vida se ha caracterizado por una extraordinaria capacidad de superación y sacrificio en el trabajo junto a un excepcional espíritu emprendedor demostrado desde su niñez. Su padre era pocero y su madre, para ayudar al sostenimiento de la familia numerosa (cinco hermanos), vendía churros por la calle. Muchos días, el desayuno consistía en las puntas de las porras que los hijos pellizcaban a hurtadillas.

Ha trabajado desde los cinco años en que se dedicaba a buscar por la calle carbón para la lumbre de su casa y trapos y huesos que vendía a las traperías. Es posible que su vocación de constructor aflorara cuando, con seis años, tuvo que ayudar a su padre para, en una noche, levantar la casa familiar en unos metros de terreno en Palomeras (Vallecas). Allí, entonces, había que hacerlo así, empezarla y terminarla de noche, para que al día siguiente no la tiraran.

A los siete años, con una llave inglesa y una goma, se situaba a diario en una de las bocas de riego que había en el barrio, para ayudar a las mujeres que acudían a recoger agua en cántaros y cubos, y la que podía le daba una propina. Con unas ruedas que encontró se hizo un carro, se compró unos cántaros con las propinas y se dedicó a vender agua por las calles. Así, se convirtió en empresario con ocho años y a esto se dedicó hasta los diez años, si bien había prosperado lo suficiente como para cambiar el carro casero por un borrico.

Repartidor en una tienda de ultramarinos hasta los 12 años, con dicha edad empezó a trabajar como pinche en Urbis cuando se inició la construcción del barrio de Moratalaz, pasando posteriormente a ayudar a su padre en la empresa en que éste trabajaba. A los 18 años decidió hacerse maestro pocero y con 20 años ya hizo su primera obra de construcción, un edificio de ocho plantas con 32 viviendas, realizando, además la obra de saneamiento de la plaza de Castilla con 20 trabajadores a su cargo.

Interrumpida su actividad por el cumplimiento del servicio militar, la reinicia de nuevo desde cero con todo tipo de trabajos de pocería de acusada penosidad y peligrosidad. Su tesón y constante preocupación por la construcción de viviendas de calidad accesibles a las economías más desfavorecidas le llevaron en la década de los 70 a trabajar prácticamente en exclusiva para el IVIMA, construyendo miles de viviendas sociales en Orcasitas, Villaverde y Alcalá. Especialista en la realización de colectores de especial dificultad (calle Mayor de Alcalá de Henares con el recalzado de todos los edificios y el de Seseña, Toledo, son muy representativos por su peligrosidad y extensión, respectivamente), de polígonos industriales y grandes centros comerciales, ha conseguido que su empresa familiar, en la que trabajan sus cuatro hijos, sea en la actualidad una fuente importante de creación de empleo con más de 3.000 puestos de trabajos directos e indirectos".

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