Montilla se presenta como única alternativa a "la derecha" y a un "frente nacionalista"

Marcar distancias, obviar los pactos que cada uno firmó en el pasado y alertar de las malas compañías del rival. En eso se volcaron ayer todos los candidatos a la presidencia de la Generalitat y muy especialmente José Montilla, quien clausuró la conferencia nacional del PSC presentándose como la única alternativa a un pacto de "la derecha" o a un "frente nacionalista" capitaneado por Artur Mas, de quien dijo, "vendió la patria a Aznar". El líder de CiU, por su parte, intentó aglutinar voto nacionalista presentando a una Esquerra Republicana "decantada hacia el PSC". Casi al mismo tiempo, su socio Josep Antoni Duran Lleida instaba a olvidarse de ERC para concentrarse en recuperar a los votantes perdidos.

Sin desviarse ni un ápice de la estrategia del PSC, que recomienda a sus dirigentes no hablar ni por asomo de sus preferencias sobre pactos, José Montilla dibujó ayer un panorama simplificado hasta el extremo sobre qué escenario se presenta tras las elecciones del 1 de noviembre: "Un Gobierno de derechas, un frente nacionalista o un presidente socialista". Y para lograr que la tercera opción sea la que se haga realidad, el candidato socialista no ahorró en palos hacia su rival, Artur Mas, a quien tildó de "yuppie de la política" que "vendió la patria a Aznares y Rajoyes".

Tampoco escatimó en promesas electorales. Con el programa socialista recién salido del horno de la conferencia nacional del PSC, Montilla se lanzó al ataque prometiendo "cosas que vamos a hacer". Entre ellas, algunas de gran calado político, como ampliar los beneficios de la Ley de Barrios a otras 60 ciudades catalanas y situar Cataluña por encima de la media europea en inversiones en investigación y desarrollo. Otras promesas tienen tintes más populistas, como la de proporcionar gafas y audífonos gratuitos "a las personas con bajo nivel de renta".

A tanto compromiso respondió su rival, Artur Mas, llamando a la movilización de todo su electorado para evitar un nuevo tripartito en la Generalitat. Por eso llamó a los suyos a desconfiar de Esquerra Republicana, a la que ve "decantada hacia el PSC". Todo eso en un discurso más bien poco coordinado con su socio de coalición, Josep Antoni Duran Lleida, quien, casi a la misma hora y en un acto de partido en el Bages, invitaba a los convergentes a olvidarse de Esquerra y a concentrarse en recuperar "a las 200.000 personas que nos votaban y que hace ya varias elecciones que no acuden a las urnas".

En lo que sí permanecen coordinados Duran y Mas es en decir que no pactarán con el PP, una promesa que Artur Mas está dispuesto a firmar "ante notario" tal como avanzó el pasado sábado.

Ante este vistoso compromiso, que el candidato del PP, Josep Piqué, entiende como un intento más para desplazar a su partido fuera del sistema, el líder popular catalán respondió ayer con armas similares. Así, alertó de que lo que menos necesita ahora Cataluña es un Gobierno con CiU y ERC, una asociación que, dijo, configuraría un gobierno "ultranacionalista".

Pero para formar tal gobierno hace falta el concurso de Esquerra Republicana. Y ayer su candidato, Josep Lluís Carod Rovira, intentó quitarse presión de encima y lanzar la pelota de futuros pactos hacia el tejado convergente. "Es quien gana las elecciones, o las encuestas dicen que lo hará, el primero que debe definirse y mover ficha", dijo.