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Una sede del PSE sufre un nuevo ataque con dos 'cócteles molotov'

Dos encapuchados atacaron anoche la sede del Partido Socialista de Euskadi (PSE) en Mondragón (Guipúzcoa). A las 21.15, dos cócteles molotov explotaron contra la fachada de la sede de los socialistas en la calle Olarte. Los vecinos apagaron el fuego sin que intervinieran los bomberos. La fachada quedó ennegrecida. Este es el segundo ataque contra una sede de los socialistas vascos en menos de una semana mientras rebrota la kale borroka, la lucha callejera en el País Vasco.

El secretario general del PSE-EE de Guipúzcoa, Miguel Buen, condenó el ataque y exigió a la izquierda abertzale que "de una vez y con la contundencia con la que lo haría cualquier partido democrático" critique la agresión. Buen pidió a Batasuna "que aísle a los violentos que están en su movimiento".

Además, un incendio causó daños anoche en un piso del barrio bilbaíno de Rekalde supuestamente usado por radicales para elaborar artefactos incendiarios. Los bomberos atribuyeron el siniestro a un líquido inflamable. Testigos vieron escapar del lugar a dos personas por una ventana y una tercera por la escalera.

A la vez, el colectivo Askatasuna, que presta apoyo a los presos de ETA, advirtió ayer al Gobierno de que "el mínimo de los mínimos" es conceder la libertad "inmediata" a los reclusos enfermos de la banda terrorista y a los que han cumplido sus condenas, así como el traslado del resto a las cárceles del País Vasco. Portavoces de esa organización señalaron que resulta "difícil concebir avances en esferas políticas" mientras el Gobierno "se sirve de una política penitenciaria de exterminio". Recordaron la situación de Iñaki de Juana Chaos, en huelga de hambre desde hace 53 días, y de otro preso enfermo, Jon Agirre Agiriano. De lo que pueda ocurrirles responsabilizaron al presidente del Gobierno.

"Los talantes y las palabras"

Mientras, el secretario del sindicato abertzale LAB, Rafael Díez Usabiaga, afirmó que el proceso para el fin de la violencia está en un "estancamiento". Díez Usabiaga advirtió de que se está acabando el ciclo de "los talantes y las palabras" y acusó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de haber pretendido hasta ahora "imponer su hoja de ruta".

El presidente del Gobierno dijo en Valladolid que el final del terrorismo, "que ha durado 40 años, es una tarea incompatible con la impaciencia y que ha de ir siempre de la mano de la prudencia, de la sensatez y de la firmeza". Rodríguez Zapatero cree que "hay condiciones para poder ver el fin de la violencia" y la voluntad del Gobierno es que se haga con el "consenso con el principal partido de la oposición", informa Laura Cantalapiedra.

Sobre las dificultades del rebrote de la violencia callejera en el País Vasco, el presidente del Gobierno señaló que se trata de una actuación "intolerable" que no colabora con el proceso de pacificación que pide "la inmensa mayoría de ciudadanos".

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