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Reportaje:

Una puerta hacia la reinserción

Medio Ambiente ofrece en plena naturaleza una oportunidad laboral a 320 personas en exclusión social

Ginés Donaire

María del Mar García Vega disfruta a sus 32 años de su primer contrato laboral. Su trabajo consiste en la limpieza de los senderos y las áreas de uso recreativo que la Consejería de Medio Ambiente tiene en Jaén. Sin apenas estudios y con un pasado marcado por la marginación, María del Mar cree haber encontrado aquí una razón para ilusionarse con un futuro amable. "¿Qué va a ser de mí cuando muera mi madre?", se preguntaba ayer mientras realizaba labores de desbroce en el parque de Santa Catalina.

María del Mar es una de las 320 personas en situación de exclusión social (40 en cada provincia andaluza) que a lo largo de los tres próximos años van a encontrar una puerta para la reinserción social y laboral de la mano de la Fundación Andaluza para la Atención a las Drogodependencias, las consejerías de Medio Ambiente e Igualdad y Bienestar Social y la fundación La Caixa. Todas estas instituciones apadrinan un proyecto, dotado con seis millones de euros en Andalucía, y que va dirigido a personas con problemas de drogodependencia y adicciones, discapacitados, menores y preceptores del salario social.

Las primeras cuadrillas (compuestas por ocho personas en cada provincia) han empezado a trabajar este mes en diferentes zonas verdes de Andalucía. Primero tienen un mes de formación y, a partir de ahí, se les hace un contrato de seis meses por el que van a cobrar unos 900 euros, más o menos lo que percibe un peón forestal. "Son los únicos ingresos que entran en mi casa; ahora espero que esto tenga continuidad y no se quede en seis meses", decía Valeriano Fernández, casado y con dos hijos, intentando hacer un guiño a los capataces de la Empresa de Gestión Medioambiental (Egmasa), a cargo de los trabajadores.

Antonio David Ablenda, uno de los capataces que está a cargo de estos trabajadores, destacaba ayer la "ilusión" que contagian todas ellas, aunque admitía que "a veces hay que hacer también de psicólogos" por el perfil tan heterogéneo y su pasado oscuro marcado por la exclusión social.

Con 23 años, José María López es uno de los benjamines de las cuadrillas formadas por Egmasa para trabajar en los montes andaluces. "Lo más importante es que tengo un trabajo y puedo tener un futuro", decía mientras usaba la azada para desbrozar la maleza del parque de Santa Catalina. La mayoría de los beneficiarios del programa han sido derivados por la Consejería de Igualdad y Bienestar Social a través de los distintos programas asistenciales.

La delegada de Jaén, Simona Villar, aprovechó ayer para hacer un llamamiento a los empresarios "para que se impliquen en la reinserción laboral de estas personas desfavorecidas". Villar llamaba la atención sobre el alto número de mujeres (60%) que participan en esta experiencia, la mayoría de ellas procedentes de casas de acogida, centros de desintoxicación o en situación de exclusión. También se acoge a los menores tutelados por la Junta y los que, por haber cumplido ya 18 años, no están tutelados pero siguen un programa de orientación.

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La delegada de Medio Ambiente en Jaén, Amparo Ramírez, resumía en un mensaje dirigido a los miembros de las cuadrillas la filosofía de este programa: "Vosotros nos necesitáis y la Consejería de Medio Ambiente os necesita". Ramírez se congratulaba porque esta actividad, "de gran calado social", va a permitir a muchas personas rehabilitarse socialmente.

Eva Carrillo y Tina Ramón, de la Fundación Andaluza para la Atención a las Drogodependencias, destacaban ayer el carácter pionero del programa que, además de su componente social, va a permitir acondicionar zonas de alto valor ecológico. La experiencia forma parte de un programa más amplio que responde al convenio firmado entre la Junta y La Caixa, que aportará 21 millones de euros para actividades en los ámbitos de la inmigración, la salud, la educación o el medio ambiente.

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