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Reportaje:

Los Saints vuelven a casa

65.000 personas asisten a la reapertura del estadio Superdome, convertido en símbolo de la resistencia de Nueva Orleans al Katrina

Yolanda Monge

Antes de que la pesadilla concluyese, un miembro de la Guardia Nacional fue tiroteado y otras seis personas fallecieron dentro del estadio, incluyendo un suicidio y una muerte por sobredosis. Fueron los últimos en morir, pero hubo más. Tristemente, el Luisiana Superdome no es conocido a lo largo y ancho del mundo por ser el hogar de los Saints, el equipo de fútbol americano de la ciudad de Nueva Orleans.

El Superdome dio la vuelta al planeta en forma de imágenes de miseria y desesperación cuando más de 30.000 personas quedaron atrapadas en su interior en búsqueda de refugio -que resultó inútil- ante el inminente aterrizaje del huracán Katrina el 29 de agosto de 2005. Lo que creyeron un lugar fuerte y seguro se convirtió en una asfixiante ratonera convertida en una isla al reventar los diques que protegían a la ciudad del agua. Luego fueron abandonados a su suerte por la Administración presidida por George W. Bush.

Los Felder escucharon al grupo U2 y luego disfrutaron de la gran victoria de su equipo

El símbolo de la marginación, la frustración y la incompetencia volvía a abrir sus puertas en la noche del lunes como un nuevo estadio, limpio y reluciente tras haberse invertido en él 185 millones de dólares (más de 132 millones de euros). También se inundó de humanos. Pero en esta ocasión el sentimiento era muy diferente. Sonaba When the Saints go marching in, unida una vez más la música con un doble sentido al carácter alegre y festivo de la cuna del jazz. Más de 65.000 personas ansiosas por celebrar tanto la vuelta de su equipo a la ciudad como la vuelta a cierta normalidad. Sólo cierta. Porque no muy lejos de la calle Poydras, donde miles de personas se agolpaban desde primeras horas de la tarde del lunes para acceder al interior del campo, la devastación sigue siendo absoluta. Basta con andar unos cuantos bloques para encontrarse de bruces con la nada más absoluta inundada de barro o polvo, dependiendo de si ha llovido o no.

Ha pasado más de un año. Y los pocos habitantes que han regresado a Nueva Orleans -no llegan a 200.000 del medio millón que componía la urbe antes de la catástrofe- se dejaron llevar por unas horas. "Piensas en la gente que murió aquí, pero también piensas que esto representa el espíritu de la gente de Nueva Orleans", declaraba una seguidora de los Saints a la agencia Reuters. "Tenemos que empezar a recuperar la ciudad, y esto trae dólares", explicaba.

Se jugaba más que un partido de fútbol americano. Se escenificaba la vuelta del equipo local y se vivía como una metáfora de lo que desean para sus propias vidas. Llegado desde Baton Rouge, la capital de Luisiana y el lugar de asilo para muchos de los que perdieron todo tras el Katrina, un joven veía en el regreso de los Saints su propio retorno: "Hoy son ellos, mañana seremos nosotros", afirmaba optimista.

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Ocho horas antes de que los Saints se batiesen contra los Falcons de Atlanta en un partido de la Liga Nacional de Fútbol, los aficionados locales se entregaban a la comida y la cerveza fría. Presidiendo el festejo estaba el nuevo techo del Superdome: blanco, sin una sola grieta, impoluto. Trece meses atrás, parte del artesonado era arrancado de cuajo por la tormenta: el estadio quedó sumido en la humedad y la oscuridad. El estruendo que se escuchaba en el interior del Superdome el lunes era muy distinto del viento que se llevó parte del tejado junto con los recuerdos de la gente. El agua remató la faena: anegó el 80% de la ciudad y fue la responsable directa de la muerte de casi 1.700 personas. Las responsabilidades indirectas las juzgará la historia.

Los Felder parecían una pareja más en busca de sus asientos. Pero Jimmy y Marilyn Felder lo que trataban de encontrar con cierta congoja eran los lugares exactos en los que no pudieron dormir, no pudieron permanecer secos, no pudieron recibir alimento y no pudieron sentirse seguros hace un año cuando se albergaron en el Superdome. "Mucha gente que estuvo aquí tenía miedo de volver", explicó el matrimonio al enviado del diario The New York Times. "Pero había que venir", sentenciaron. Los Felder escucharon tocar al grupo U2 y luego disfrutaron de una amplia victoria de su recién retornado equipo a casa. Saints 23, Falcons 3. Tras perder hace un año, el lunes ganó Nueva Orleans.

The Edge (izquierda) canta con Billie Joe Armstrong (Greenday) y Bono.
The Edge (izquierda) canta con Billie Joe Armstrong (Greenday) y Bono.REUTERS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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