"Éste es mi consejo: tomadlo o dejadlo"
La última intervención de Tony Blair ante el congreso laborista como líder del partido pareció encerrar un cierto halo de reproche. Sonaron como las palabras de quien se va porque le echan. Y se tomó la libertad de dar consejos. "Éste es mi consejo", dijo antes de desgranar un rosario de razones para mantener en marcha sus reformas y adecuarlas al nuevo escenario mundial. "Podéis seguir mi consejo. O podéis no seguirlo. Vosotros tenéis que elegir", insistió.
Blair comparó el Reino Unido de 1997 con el de ahora y atribuyó al Gobierno laborista una larga lista de mejoras en materia de empleo, lucha contra la pobreza, seguridad ciudadana, sanidad, educación, el papel de la mujer en la política o los derechos de los homosexuales. "En 1997 los retos que afrontábamos eran esencialmente británicos. Ahora son esencialmente globales", advirtió. Y alertó a los laboristas contra un serio peligro: "Si fallamos, y si no hay cambios fallaremos, entonces creedme: el cambio se hará, pero será un cambio regresivo realizado por el Partido Conservador".
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