Raúl se reivindica donde debe
El Madrid, con dos goles de su capitán y algunos apuntes interesantes, arrasa al débil Dinamo de Kiev
A principio de curso y en época de incertidumbres, nada más terapéutico que medirse a un equipo de plastilina que ha encajado nueve goles en dos jornadas de Champions. Digamos el balsámico Dinamo de Kiev, un contrario ideal para que Diarra se suelte, Raúl se sacuda las malas pulgas con un par de goles, Roberto Carlos vuelva a coger el carril, Van Nistelrooy festeje su paternidad, Ronaldo se entrene con público y la hinchada refuerce la fe en el plan de Capello. Un proyecto aún en borrador que, por ahora, se sustenta con los resultados y algunas señas positivas. Ayer, el Madrid tuvo momentos interesantes, y más que como un equipo capellista se comportó como un conjunto partido por la mitad, con alegría ofensiva y ciertas grietas en la retaguardia. Y, a falta de dar con la pócima perfecta, en España siempre resulta agradecido ver a un equipo con la portería contraria entre ceja y ceja.
REAL MADRID 5 - DINAMO DE KIEV 1
Real Madrid: Casillas; Mejía, Sergio Ramos, Cannavaro, Roberto Carlos; Emerson, Diarra; Reyes (Beckham, m. 46), Guti, Raúl (Robinho, m. 83); y Van Nistelrooy (Ronaldo, m. 71). No utilizados: Diego López, Raúl Bravo, Cassano y Pavón.
Dinamo: Shovkovskiy; Gusev, Gavrancic, Sabljic, Nesmachniy; Yussuf, Correa (Mikhalik, m. 73), Diogo Rincón (Aliyec, m. 80), Belkevich (Rybka, m 69); Shatskikh y Milevskiy. No utilizados: Rodolfo, Cernat, Verpakovskis y Markovic.
Goles: 1-0. M. 20. Van Nistelrooy aprovecha un balón suelto tras un rechace en corto del meta del Dinamo a remate de Roberto Carlos. 2-0. M. 27. Raúl cabecea, ganando la espalda a la defensa rival, un centro de Reyes desde la banda derecha. 3-0. M. 45. Reyes remata desde el borde del área grande un pase de Diarra. 3- 1. M. 47. Milevsky marca tras un rechace de Casillas a remate de Correa. 4-1. 61. Raúl regatea al portero tras una mala cesión y marca con la derecha. 5-1. 70. Van Nistelrooy de penalti.
Árbitro: Graham Poll (Inglaterra). Amonestó a Shatskikh y Sergio Ramos. Expulsó a Shovkovskiy (m. 67) al cometer penalti sobre Van Nistelrooy.
Unos 70.000 espectadores en el Bernabéu.
A Capello se le tiene por un catedrático defensivo, pero a este lado del calcio está obligado a retocar el molde. Frente al Dinamo, el Madrid concedió más ocasiones de la cuenta, sobre todo por el eje central, donde Cannavaro fracasó de nuevo. El italiano tiene crédito, y bien ganado, sin duda, por su excelente carrera en Italia, pero no sería el primer central con galones que fracasa en el Bernabéu. Procede de un fútbol donde se defiende con un batallón y en España el guión es muy diferente.
Las dudas iniciales del Madrid en defensa revelaron la palidez del Dinamo en ataque. Casillas se bastó para sostener al equipo -como en un mano a mano con Shatskikh- a la espera de que el Madrid cogiera el hilo ofensivo. Y de ello se encargó Roberto Carlos, que estuvo cerca de su mejor versión, favorecido por la posición de Mejía. El canterano, anclado en el lateral derecho, hizo de tercer central en las aventuras atacantes del brasileño. De un arreón de Roberto Carlos llegó el preámbulo del primer gol madridista. Del resto se encargó Shovkovskly, que tuvo un detalle con Van Nistelrooy y reveló lo que es el Dinamo en defensa: tan blando como en el área rival.
El gol del holandés dio paso a los mejores momentos del Madrid. Con Guti al violín y Diarra fuera del plano de Emerson, el equipo se hizo con el mando absoluto. Y en esas apareció Raúl, el Raúl inflamado de los viejos tiempos. Sin micrófonos de por medio, el capitán se reivindicó donde debe, en el campo, con dos goles muy bien ejecutados. No tiene la chispa de hace diez años, por más que se empeñe ante los altavoces mediáticos, pero le quedan apuntes muy interesantes cuando se acerca al meta rival, allí donde se ha ganado un hueco en la historia del Real Madrid, que no es poco. Cuando pierde de vista la portería, como le pide Capello, Raúl pierde gas, aunque nunca le ha faltado voluntarismo. Con Ronaldo de vuelta, el capitán sabe que tendrá que ganarse las habichuelas por otro sitio y resulta encomiable que acepte el reto. Tanto como que asuma que su rol será otro; de lo contrario, para ser el Raúl meritoriamente entronizado desde hace años, tendrá que rivalizar con Van Nistelrooy y Ronaldo. Un desafío hecho a la medida de un futbolista con tanta capacidad de superación como el propio Raúl.
Con Chamartín alborozado por la rehabilitación, al menos momentánea, de su capitán, el Madrid también se dio un festín en el segundo tramo del encuentro. Casillas se despistó en el 3-1 y el gol del Dinamo sirvió para activar de nuevo al Madrid. Aspecto en el que, al igual que en el primer periodo, tuvo mucho que ver Diarra. Por delante de Emerson, y con todo el paisaje por delante, el ex jugador del Lyón se mostró como un jugador de extraordinario dinamismo, sencillo pero eficaz en el pase, y con una cierta facilidad para descolgarse por cualquier zona del campo, porque maneja con soltura las dos piernas. Otra cosa será cuando Capello le espose a Emerson. De éste siguen sin llegar noticias, mientras Diarra y Guti se asocian cada vez mejor. Pero el técnico italiano tiene a sus pretorianos, y Emerson es uno de ellos. Con resultados a favor y algunos guiños esperanzadores, Capello puede esperar. Ante el paliducho Dinamo, el Madrid mostró su mejor partitura de la temporada, sólo empañado por el feísimo codazo final de Sergio Ramos al portero suplente Rybka.
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