Las dos caras del PP en el Estatuto
Las buenas palabras presiden el inicio de la ponencia del Estatuto, con cambios de carácter técnico
La terminología de moda en la ponencia sobre la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía del Congreso gira sobre la climatología. "El clima es favorable", "el clima es muy positivo", expresiones que se combinan con alusiones "al buen tono" y que concluyen con un genérico "todo va bien". Se sobreentiende que los ponentes se refieren a las relaciones entre el PSOE y el PP en las que, por ahora y después de tan sólo dos reuniones, nadie ha dado un portazo, ni ha dicho que la reforma es inconstitucional ni es la coartada de los nacionalismos insolidarios, argumentos reiterados por la derecha durante la tramitación en Andalucía.
El PP está ofreciendo su mejor cara pro-Estatuto en la ponencia del Congreso, aunque nadie sabe muy bien a qué se debe su cambio de actitud. Los populares aseguran que el centenar largo de enmiendas presentadas por los socialistas a 87 de los 246 artículos del Estatuto suponen un viraje profundo respecto a las posiciones mantenidas en Andalucía. Lo cierto es que las modificaciones registradas por el Grupo Socialista del Congreso no suponen un ejercicio de contorsionismo y muchas de ellas, como la que aluden a reforzar "la unidad de España", la igualdad de derechos y las reservas de constitucionalidad, ya fueron ofrecidas por el PSOE en el Parlamento andaluz y rechazadas por el PP.
El PP sigue en contra de la alusión a la "realidad nacional de Andalucía"
La principal duda en esta fase es saber hasta dónde va a llegar la actitud del PP, después de los vaivenes de este partido durante la tramitación del Estatuto en Andalucía. En junio, tras la aprobación del proyecto de reforma en el Parlamento andaluz y el debate de totalidad en el Congreso de los Diputados, los dirigentes del PP daban por cerradas todas las puertas para hablar de un texto que el líder del PP, Mariano Rajoy, consideró no sólo inconstitucional sino un "apaño sectario".
Estas puertas se abrieron en julio gracias a la mediación de Juan Ojeda, ex secretario general del PP andaluz y actual vicepresidente de Cajasur. Ojeda mantiene buenas relaciones con algunos dirigentes socialistas, sobre todo con el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, lo que permitió crear un nuevo canal de comunicación para intentar el acuerdo. A través de Ojeda, los socialistas trasladaron a lo largo del verano a Arenas las líneas básicas de las enmiendas que iba a presentar el PSOE para vencer los principales obstáculos que veía el PP para llegar al acuerdo.
Pese a algunas críticas, lo cierto es que las enmiendas que el PSOE ha presentado en el Congreso al proyecto de Estatuto han sido bien recibidas por el PP. Fuentes de este partido señalan que Javier Arenas "está convencido" ahora de que es necesario llegar a un acuerdo sobre la reforma y que esta idea también la está trasladando ante la dirección nacional de su partido. El líder del PP considera que el sí de su partido al Estatuto no le va a reportar grandes beneficios a su formación y que el éxito la capitalizará principalmente el presidente de la Junta, Manuel Chaves. Pero también piensa que el no en el referéndum del Estatuto sí que le puede suponer una importante erosión a su formación. En esa balanza, Arenas apuesta ahora por el sí, según fuentes del PP.
En este punto es clave que tres meses después del referéndum del Estatuto, previsto para febrero de 2007, se van a celebrar elecciones municipales, en las que el PP ha conseguido hasta la fecha su mayor capital político en Andalucía (gobierna seis de las ocho capitales). Para los alcaldes del PP sería muy duro llegar a estos comicios con la losa del no, un mensaje que los regidores han trasladado a la dirección regional.
Los avances registrados en los primeros días de la ponencia del Congreso han dado pie a que en la dirección regional del PP haya optimismo sobre la posibilidad del acuerdo. No obstante, el principal escollo, la denominación de Andalucía, se ha dejado para el final de la ponencia. El PP sigue oponiéndose a la alusión a la "realidad nacional de Andalucía" recogida en el preámbulo, expresión que los socialistas han dejado claro que es inamovible y que el PP ha orillado en su discurso político en las últimas semanas. Antes del verano, varios dirigentes del PP se refirieron a esta alusión como "una chirigota" o "un cachondeo".
En el PSOE nadie se cree nada y menos si proviene de Arenas. Los socialistas tienen una larga experiencia en las largas cambiadas del presidente del PP andaluz en el último minuto, como ocurrió con el pacto del llamado impulso democrático.
Pero dicho esto, no van a ser ellos los que vayan a meter el dedo en el ojo de las contradicciones del PP, un papel que sí va a interpretar IU, informada al minuto de las transaccionales que ofrecen los socialistas. Al PSOE le interesa el acuerdo con el principal partido de la oposición y, por el momento, silban y miran hacia el techo ante declaraciones de los conservadores que hace tan sólo unas semanas hubieran provocado una respuesta atronadora.
A la anormal normalidad de las negociaciones entre dos partidos habituados al cara de perro contribuye el que no hay filtraciones de las negociaciones entre los ponentes del PSOE y PP. Es ahí donde se cuece lo que al final va a salir de la ponencia y donde el PP no explicita "cuáles son los elementos esenciales de un posible acuerdo", afirma un socialista. Lo aprobado en los dos días de ponencia a los títulos Preliminar y de Derechos Sociales no modifican políticamente el texto y son, como reconocía la portavoz popular Soraya Sáenz de Santamaría, enmiendas técnicas, es decir, sin ningún riesgo político para ninguna de las partes. "Lo que hemos hecho es ponerle algunas señales para que puedan aterrizar, pero no hemos cambiado la pista", dice uno de los ponentes citando al diputado de IU Antonio Romero.
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