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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un buen arranque

La propia editorial anuncia en la solapa que esta novela inaugura una serie de historias policiacas que el autor se propone desarrollar protagonizadas por la misma pareja de policías. Con buen tino, Domingo Villar dedica en esta primera entrega bastantes páginas a mostrar con animación y alguna malicia virtudes y vicios de estos personajes que nos acompañarán presumiblemente en el futuro. Se apunta un buen tanto al graduarlos en su aparición con habilidad narrativa dejando incluso para futuras novelas conocimientos importantes como, por ejemplo, las relaciones sentimentales del inspector que, presumimos, deben estar un poco revueltas.

Leo Caldas, el inspector, es un tipo sensato y de pocas palabras. Es capaz de apreciar el arte pues visita exposiciones de pintura y posee buenos discos de jazz. Es un vigués muy enraizado en la vida de la ciudad, la cual no parece tener secretos para él. Como contraste, Rafael Estévez, su ayudante, es nuevo en la plaza. Acaba de llegar de Zaragoza, de donde ha debido salir pitando por cuestiones que no quedan claras. Es un individuo muy impulsivo al que le cuesta encajar en la vida gallega porque según se nos dice con aire divertido los gallegos son imprevisibles y dan respuestas oblicuas a preguntas muy concretas y piden aclaraciones a cuestiones obvias. Él, en cambio, como zaragozano, es directo y claro. La narración explota convenientemente este contraste y el resultado es que uno de los temas pendientes es la aceptación del nuevo por parte de sus compañeros, algunos de los cuales, el brusco médico forense Guzmán Barrio o la delicada y concienzuda analista de huellas Clara, presumiblemente, seguirán interviniendo en casos sucesivos.

OJOS DE AGUA

Domingo Villar

Traducción del autor

Siruela. Madrid, 2006

Edición en gallego

'Ollos de auga'

Galaxia. Vigo, 2006

187 páginas. 16,90 euros

El enigma policiaco que corresponde dilucidar en esta ocasión se inicia con una cruda escena de hallazgo de cadáver que revela el indecible sufrimiento de la víctima y prepara el casi ineludible clima de crueldad, hipocresía y estupidez. El narrador que utiliza con brillantez la concisión narrativa y la elipsis descubre diversos ambientes de la ciudad y presenta escenas y caracteres consistentes y tampoco faltan las páginas apreciativas de la comida gallega. El inspector lleva un programa de radio que le proporciona cierta popularidad, da lugar a escenas humorísticas y tiene su importancia en la resolución del caso. El interés del lector se reparte equitativamente entre sospechosos, policías y otros personajes con un balance general positivo. Las sucesivas entregas servirán para aclarar el panorama.

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