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Reportaje:

Golpes "con la rabia de hace años"

Uno de los hijos que agredieron a su padre en represalia por un ataque a la madre asegura que le da igual ir a la cárcel

"No quiero hablar, son diez años de sufrir. No quiero decir nada". Catalina L. careció ayer de tranquilidad en su casa de la calle Bellavista de Zaragoza, donde el lunes fue agredida por su ex marido, Enrique Mañas. El hombre permanece en la UCI del hospital Clínico. Sufrió un traumatismo craneoencefálico al caer al suelo cuando los dos hijos del matrimonio, que bajaron a defender a su madre, le golpeaban. Ayer por la tarde, la mujer llegaba a casa con su hijo pequeño, de 17 años. Él la conminaba a callar: "No hables mamá, no digas nada". Ella llevaba un enorme apósito en el cuello, sobre la herida que le produjo el cuchillo de cocina con el que Enrique, su ex marido, la agredió.

La mujer se refugia en el silencio: "No quiero hablar, son diez años de sufrir"

El hombre la hirió a las siete menos cuarto de la mañana del lunes, cuando ella iba a la empresa de limpieza en la que trabaja. En los brazos de la mujer había aún rastros del forcejeo, arañazos. "Llevo tiempo así, estoy vigilada por la policía pero da igual". Luego, mientras abría la puerta de la vivienda, lamentaba: "Tantos años y salgo en los periódicos cuando pasa esto". "Mamá no hables", pedía el hijo.

Catalina L. lleva 10 años separada de Enrique Mañas un hombre de 59 años y sin trabajo, considerado muy violento por la policía. Ya la había agredido en otras ocasiones y pesa sobre él una orden de alejamiento. Por eso ella y una de sus dos hijas -tiene dos chicos que viven con ella y dos hijas- reciben protección policial y el hombre está obligado a no acercarse a ellas. Hay denuncias contra él desde el año 2002. Ayer, Catalina, miraba los papeles de los juzgados mientras preparaba la visita a su abogado. Nunca había pedido ayuda a los servicios sociales, pero sí había denunciado en los juzgados.

Tampoco quiso que le tomaran fotos. Estaba muy cansada. El timbre de la puerta sonaba sin cesar y ella no contestaba. Catalina es una mujer agraciada de 50 años con el dolor grabado en su cara. El hijo menor estaba enfadado con el acoso de la prensa, pero al mismo tiempo estaba tranquilo: se sentía el guardián de su madre, sabía que él es menor de edad y que está a salvo de preguntas o fotos.

Su otro hijo, el mayor de 25 años, José Enrique, si habló a primera hora de la mañana de ayer. Hizo declaraciones a las televisiones y a las agencias de noticias. "Me da igual que me caigan dos años de cárcel por lo que le he hecho", porque así "vivo o muerto tendrá su merecido". Confiaba en que deje ya tranquila a la familia.

Él y su hermano saltaron el lunes de la cama al escuchar los gritos de su madre. Bajaron las escaleras desde el segundo piso y la vieron tendida en el suelo en un charco de sangre. Supo que estaba viva y habló con ella. Luego salió tras el agresor, que resultó ser su padre. "Con la rabia de hace años", le golpeó hasta que cayó al suelo, donde le propinó "un par de patadas más", informa Efe. "Si mata a mi madre lo mato a él de verdad, porque mi madre lo merece todo y me da igual ir a la cárcel". Añadió que, pese a las órdenes de alejamiento, "no nos ha dejado tranquilos".

La policía aguarda a que Mañas pueda declarar para tomarle testimonio. Habrá cargos contra él. Los hijos están libres. El mayor deberá acudir al juzgado, pero el dictamen del forense determinó que el traumatismo que sufre el agresor se debió a la caída.

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