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El IVIE plantea invertir en capital tecnológico, humano y empresarial para elevar la productividad

El modelo de crecimiento sustentado en la creación de empleo merma la competitividad

El modelo de crecimiento económico que ha disfrutado la Comunidad Valenciana durante los últimos treinta años, sustentado sobre la creación de empleo y una estructura sectorial, debe moverse de forma gradual hacia un modelo intensivo basado en la productividad y soportado sobre nuevas estructuras, según un informe elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) por encargo de las cajas de ahorro valencianas y que se presentó ayer en Palau de la Generalitat. La receta para el cambio de modelo pasa por "invertir, invertir e invertir", en palabras de Javier Quesada, director del informe, en capital humano, tecnológico y empresarial.

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La Comunidad Valenciana ante los nuevos retos de la competitividad, un informe elaborado por cinco técnicos del IVIE y coordinado por Javier Quesada, constituye un exhaustivo análisis de la transformación sufrida por la Comunidad Valenciana en los últimos 20 años, desde que España se incorporó al entonces denominado Mercado Común. El trabajo fue encomendado por las cajas de ahorro valencianas (Bancaixa, CAM y Caixa Ontinyent) al prestigioso instituto hace dos años.

El trabajo subraya como un "éxito" el aprovechamiento de los fondos estructurales que ha venido disfrutando la Comunidad Valenciana para fomentar la convergencia de la renta media de los valencianos con la renta media de los europeos.

Pero apunta que a lo largo de los últimos cinco años el panorama se ha modificado radicalmente. La agenda de Lisboa, la ampliación de la Unión Europea a 25 miembros y el programa nacional de reforma económica impulsado por el Gobierno desde 2005 han alterado el entorno por completo.

La Comunidad Valenciana dejará de percibir generosas ayudas y subvenciones europeas y el modelo de crecimiento económico vegetativo soportado sobre la mera creación de empleo no garantiza la competitividad futura de la economía valenciana.

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El gasto regional en I+D, por ejemplo, representaba apenas el 0,17% del PIB regional valenciano en 1986, mientras que en 2004 se cifraba en el 0,94% de la riqueza regional. La mejora es radical. En paralelo, el capital tecnológico acumulado por trabajador ocupado, que apenas era de 110 euros en 1987, se multiplica hasta 1.039 euros por trabajador ocupado en 2004. Pero esa drástica evolución, sin embargo, sitúa la acumulación de capital tecnológico por trabajador en la Comunidad Valenciana más de 600 euros por debajo de la media española.

El atractivo de la inversión residencial y del negocio inmobiliario, que se ha traducido en una impresionante mejora de las tasas de empleo y ocupación, ha restado empuje a otras opciones del capital. Pero esos destinos, menos interesantes a corto plazo, son claves para garantizar la productividad y, en palabras de Quesada, "el empleo de pasado mañana".

En líneas generales, el cambio "gradual" de modelo económico que plantea el IVIE pasa por "reorientar la especialización productiva" característica de los sectores industriales de la Comunidad Valenciana hacia "una economía basada en el conocimiento".

"El primer motor que debe impulsar el crecimiento en los próximos años es el capital humano de las empresas (y de las administraciones públicas) para lo que se precisa invertir en educación, formación de empresarios, directivos y trabajadores", apunta el informe.

El segundo motor sería "la inversión productiva en planta y equipo, que deberá crecer significativamente en el futuro" en detrimento de la enorme inversión residencial acumulada en los últimos años en torno al negocio turístico.

En paralelo, las Administraciones Públicas, y en particular el Estado, deben elevar la inversión en infraestructuras para paliar "un déficit acumulado durante decenios".

El tercer motor sería "el crecimiento del capital tecnológico que se alimenta de la inversión en I+D" y que requiere una mayor "participación empresarial".

El cuarto sería el "crecimiento del capital empresarial, fundamental para extraer el rendimiento del resto de capitales" que se traduce en una mayor dimensión de las empresas, en la contratación de profesionales y técnicos, en la creación de nuevas empresas o en la formación técnica de los empresarios.

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