Una dieta casera como clave del éxito

"La diferencia entre navegar solo o en compañía realmente se encuentra en cómo se afrontan los contratiempos. No es lo mismo reparar una vía de agua entre tres que uno solo. La solución está en la preparacion de un plan correcto antes de salir", explica José Luis de Ugarte, antes de poner un ejemplo incontestable: "Si tienes que subir 27 metros para reparar un mástil, es mejor que no te olvides de ninguna herramienta antes de empezar la escalada".

A Ugarte, como es lógico, le gusta ganar, pero su principal objetivo siempre es terminar la regata. "Jamás me he retirado". Quizás sea porque va bien pertrechado en lo que a provisiones se refiere. "Ahora se lleva mucho lo de los alimentos liofilizados, pero yo procuro mantener la misma dieta que en tierra, siempre desde la distinción en que una cosa es comer y otra alimentarse", comenta pocas horas antes de reunirse con sus amigos en un txoko.

En el barco sólo emplea un puchero y la cuchara. Lleva naranjas y manzanas, patatas y cebollas, carne y pescado en lata, pasta, legumbres embotadas, cereales, frutos secos y "una cosa que dicen que es leche, pero yo tengo mis dudas", concluye el marino. Y no faltan las sorpresas que proceden del mar: "En estos veleros no da tiempo para pescar, pero en ocasiones los peces voladores caen sobre la cubierta. Tienen una carne muy rica, aunque mucho hueso", comenta.

Los peces surgen por la noche y Ugarte los caza en los momentos de vigilia, que son los más, porque no llega a dormir más de tres horas al día: "Un mínimo de dos horas diarias es suficiente. El cuerpo se adapta a la vida en la mar. Y eso que tampoco son dos o tres horas seguidas; se duerme un rato y vuelve la vigilia".