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Entrevista:JAMES WOOLSEY | EX DIRECTOR DE LA CIA | CINCO AÑOS DEL 11-S

"Nuestra seguridad nacional depende de la política energética"

James Woolsey fue director de la CIA entre 1993 y 1995. El pasado 6 de septiembre concedió esta entrevista en la que analiza los logros y fracasos del Gobierno estadounidense en la lucha contra el terrorismo,

Pregunta. Hay quien piensa que éste es el inicio de la tercera guerra mundial contra el fascismo islámico y otros dicen que, tras desmantelar las bases de Al Qaeda en Afganistán, ya no es un asunto militar, sino una cuestión policial y de inteligencia. ¿Cuál es su opinión?

Respuesta. Es una dicotomía falsa. Es ambas cosas. Es tanto una lucha furiosa y longeva contra el fascismo islámico en la que nos tenemos que embarcar, pero la forma de esta lucha no es necesariamente militar como usted sugiere. Puede creer que es una guerra mundial, pero diferente, sin frentes de batalla, muy distinto al campo de batalla que existía en la Primera y la Segunda Guerra Mundial, o, de hecho, en la guerra fría. Amenazará nuestra existencia si obtienen un arma de destrucción masiva.

"El futuro de nuestra seguridad económica y nacional está, hoy más que nunca, aparejado a nuestras políticas energéticas"
"Los moderados saudíes, jordanos y egipcios hacen bien en preocuparse por el auge en el poder de los chiíes"

Buena parte de esta guerra se realiza con una labor policial y de inteligencia contra las redes terroristas, ya estén ligadas directamente a las operaciones de Al Qaeda o inspiradas por ella, o independientes. Para los que intentamos atajarlo, no importa mucho. Todos están motivados por un punto de vista intolerante del islam radical, que busca establecer un califato global atacando a Occidente.

Al Qaeda ha sufrido reveses por las eficaces operaciones de inteligencia estadounidenses -incluyendo los exitosos interrogatorios, desde el 11 de septiembre, de Khalid Sheikh Mohamed y los otros prisioneros especiales de la CIA que el presidente Bush mencionó esta semana-, así como por la guerra en Afganistán. Definitivamente se ha recortado su capacidad, aunque no están fuera de combate. Hace sólo unas semanas, si recuerda, fueron detenidos con las manos en la masa cuando intentaban poner bombas en aviones que saldrían del Reino Unido.

P. ¿Comparte la visión recurrente del presidente Bush de que Irak es la línea frontal de la guerra contra el terror?

R. Irak es uno de los frentes de batalla más importantes. Si la situación se vuelve insostenible, los terroristas se beneficiarán muchísimo. Les daría una base de operaciones y confianza, pues daría el mensaje de que Estados Unidos puede ser derrotado y que, por ende, deben persistir en su lucha, pues la historia está de su lado.

Si al final Irak puede ser gobernado de una forma similar a la del Kurdistán, entonces los terroristas sufrirán un revés.

P. Los Gobiernos suníes de Arabia Saudí, Egipto y Jordania se sienten amenazados por el crescendo chií, que ha tomado fuerza por la mayoría chií que ostenta el poder en Irak, un Irán belicoso y un Hezbolá fuertemente armado.

Los ataques terroristas en Occidente -en Madrid o Londres o Estados Unidos- han sido llevados a cabo por radicales suníes, no chiíes. Están peleando en sus propios territorios. ¿Cómo determina esto la estrategia a seguir?

R. Es cierto que los grupos chiíes no han atacado Nueva York, Londres o Madrid, pero es falso que peleen en sus territorios. La ayuda de Irán a Hezbolá fue obvia en Líbano. También tuvieron influencia sobre Muqtada al Sadr en Irak. Siria, que técnicamente es un Estado gobernado por los chiíes, aunque muchos cuestionarían si el clan gobernante Alawite es tal cosa, también suministró armas a Hezbolá en Líbano.

Los moderados saudíes, jordanos y egipcios hacen bien en preocuparse por el auge en el poder de los chiíes. Pero los saudíes podrían ayudar a reducir la posibilidad de caos en Irak conteniendo a los imanes que impulsan a jóvenes para que salgan de Arabia Saudí y se conviertan en asesinos suicidas en Irak o en cualquier otra parte. Han estado haciendo eso durante años.

P. ¿Cuál es el mayor fracaso de seguridad para Estados Unidos desde el 11 de septiembre?

R. Tener seguridad en el suministro de combustible y ser energéticamente independientes del Medio Oriente es, en buena medida, lo que no se ha hecho. Hoy día, la mayor parte de la capacidad de exportación de petróleo está en manos de autocracias y dictaduras que pueden usar su riqueza para desestabilizar el sistema internacional. Por ello, el futuro de nuestra seguridad económica y nacional está, hoy más que nunca, aparejado a nuestras políticas energéticas. La habilidad de las democracias para prevalecer en esta larga guerra contra el fascismo islámico estará comprometida mientras estos Estados controlen esa parte de la economía mundial.

Para que aumente la estabilidad global, EE UU debería comprometerse a diversificar su suministro de combustible y sustituirlo en el sector del transporte, que comprende el 97% de nuestra energía para automóviles y camiones, para que en vez del petróleo convencional utilice un sistema fiable basado en combustibles y vehículos de última generación.

Estados Unidos ya no es rico en petróleo fácilmente extraíble, pero tiene una riqueza de otras fuentes energéticas de las que se podría producir combustible para el transporte de forma segura, asequible y limpia. Entre ellos están las granjas, cientos de años de reservas de carbón y miles de millones de toneladas anuales de desechos. Cada uno de éstos puede producir combustible de alcohol -como el biodiésel, el etanol y el metanol- a un precio más barato que el que tiene la gasolina hoy día.

P. Usted maneja un auto híbrido, ¿correcto?

R. Tenemos dos en la familia, es nuestra pequeña contribución a la seguridad energética.

©Global Wiewpoint

James Woolsey, ex director de la CIA, ante una comisión del Congreso de EE UU.
James Woolsey, ex director de la CIA, ante una comisión del Congreso de EE UU.AP

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