La guerra en el sur produce disensiones en la OTAN

El comité militar de la OTAN, con presencia de los máximos responsables castrenses de los 26 países, está reunido ayer y hoy en Varsovia para analizar la delicada situación en Afganistán, en cuyo sur se libran combates que un general británico considera más intensos que los de Irak. El vigor de la resistencia encontrada por las tropas internacionales está produciendo ya disensiones entre los aliados, con dudas sobre si la planificación ha sido la adecuada, sobre si el ritmo que se quiere imprimir a la campaña es el pertinente, sobre el estado de las teóricas fuerzas de reserva y sobre quiénes deben aportar refuerzos.

"Éstos son tiempos muy comprometidos", reconoció ayer el general Ray Henault, jefe del comité militar de la Alianza. La OTAN se encuentra en el sur con una resistencia superior a la prevista por los planificadores de Mons (Bélgica), sede del cuartel general aliado, que dieron el visto bueno a la entrada en la región a finales de julio. El general Ed Buttler, comandante de los alrededor de 4.000 soldados británicos desplegados en la zona, declaró ayer que "los británicos sufren ataques que pueden llegar hasta los 12 al día. Son de una extraordinaria intensidad y de una ferocidad mayor que -a escala diaria- los de Irak".

Los británicos llevan el grueso de la iniciativa en el sur y padeciendo el mayor número de bajas. El general James Jones, comandante supremo aliado, quitó el jueves expresamente valor a las comparaciones. "Hasta el miércoles y desde enero hemos tenido 21 muertos y 80 heridos en operaciones de combate y 21 muertos y 37 heridos en incidentes no de combate", indicó. "La situación no es comparable con Irak. Es militarmente manejable".

Dudas sobre la estrategia

Jones pidió que los países que se han comprometido en la operación del sur (con Reino Unido, Canadá y Holanda como líderes de otros con contribuciones menores) movilicen el total de los recursos prometidos, a lo que se espera contribuya la cita de Varsovia.

Los contratiempos de la campaña en el sur hacen que fuentes diplomáticas aliadas duden de si la operación ha estado bien planificada o si se quiere ir demasiado deprisa. Se preguntan también dónde están las reservas tácticas y estratégicas que deberían hallarse disponibles y temen que en la confusión por allegar los hombres y equipos necesarios se reclame más esfuerzos a países cuya presencia en Afganistán estaba perfectamente acotada. Alemania (con 2.700 soldados en el norte) y Francia (con 1.200 en Kabul y otros 200 en el este) ya han dicho que no van enviar refuerzos al sur. Es la posición que también mantiene España, con unos 750 militares en el oeste.