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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Alatriste' y la España de hoy

Leo en EL PAÍS que la película Alatriste ha superado a Piratas del Caribe II en número de espectadores y recaudación en la primera semana de proyección. Espero, además, que muchos de los espectadores que vayan a disfrutar la película tengan también ocasión de constatar que esta España nuestra ha estado dominada durante muchas décadas (y varios siglos que la película no cubre) por reyes y nobles vagos y vacuos, junto a una Iglesia siempre encamada con el poder, además de inquisitorial y parásita. Entre unos y otros embarcaron al país en guerras santas o estúpidas, mientras los súbditos, a falta de otros alimentos que llevarse a la boca, masticaban un orgullo inútil y a veces suicida (véase la escena final de Alatriste).

A veces nuestro orgullo ha sido fratricida (la Guerra Civil, para que venciera la España de orden y fe, claro); a veces, homicida, cuando matamos a la esposa (demasiado machos para soportar la complejidad de la vida y la alteridad) o cuando sacamos la navaja por una mala mirada del vecino, del colindante, del conductor de delante, de alguien más bajito o menos chulo.

No es justo decir que toda nuestra historia haya sido así; algún breve paréntesis contradice lo dicho hasta aquí. Pero conviene que los nostálgicos del pasado, de la España eterna, una, inmortal y dos ristras más de adjetivos rimbombantes, especifiquen a qué España se refieren y nos expliquen el porqué de su orgullo. A mí me gusta mucho más (a pesar de rancias rémoras que todavía arrastramos) esta España múltiple y no una, heterogénea y no uniforme, autonómica y no monolítica, democrática y no teocrática.

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En esta España de hoy, la imperfecta, unos cuantos mozalbetes autonómicos, educados, bien alimentados, profesionales, sudorosos, solidarios, entusiastas, respetuosos, conquistan el mundo sin un bramido ni un disparo. El Cid-Gasol llevó a la victoria a los suyos, que son los nuestros, y en el parte de heridos sólo consta que él se fracturó en el combate un huesecillo del pie. En cuanto al jefe de ese equipo, Pepu Hernández, es un señor educado, discreto, trabajador, respetuoso, modesto, democrático e inteligente. Ésta -la de hoy- es la España que más me gusta de todas.

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