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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Menos muertos

Un solo accidente mortal de tráfico es ya motivo de pesadumbre, indagación de las causas y lástima para las víctimas. Pero cuando la estadística revela una reducción importante de siniestros durante el periodo más difícil, como son los meses estivales, es razonable expresar un optimismo moderado. Los datos así lo corroboran: 528 muertos en las carreteras españolas en julio y agosto últimos, lo cual significa un 20,84% menos que el mismo periodo de 2005. Está bien, pero no es suficiente, puesto que España sigue estando por encima de la media europea en siniestralidad vial.

La razón ha sido en buena parte la implantación del carné por puntos desde el pasado 1 de julio. El sistema ha tenido éxito en los países de la UE donde se ha introducido, pero resulta prematuro concluir que aquí ya ha calado. Necesitará de más tiempo y aun así jamás podrá ser considerado como la única solución al cáncer de la carretera, donde cada año mueren en España 4.000 personas. No es extraño que el ciudadano reaccione al principio con temor frente a una medida severa. Pero ese sentimiento irá diluyéndose si percibe que las sanciones no se aplican con rigor. Así ha ocurrido en otras ocasiones, como por ejemplo en 1989, cuando el Gobierno de entonces aprobó una ley de tráfico más dura a fin de frenar de algún modo la sangría que se estaba produciendo en la carretera. Por tanto, es muy importante que, respecto al carné por puntos, las autoridades se apresuren para que lleguen sin dilación las infracciones a los registros informáticos de las centrales de tráfico.

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De las observaciones expresadas ayer por el director general de Tráfico, Pere Navarro, se desprenden algunos elementos significativos. El primero, que en estos dos meses se ha advertido un descenso de la velocidad media de circulación (el exceso continúa siendo el factor principal de siniestralidad), probablemente por temor a la pérdida de puntos. Pero también que el segmento donde se ha reducido más el número de muertos ha sido el de personas entre 18 y 24 años (36,6%), de lo cual podría deducirse que éstos han asimilado mejor que sus mayores el efecto del nuevo sistema. Los jóvenes son quienes infringen más que otros el código de la circulación.

Puede que estemos en la buena senda de los países más avanzados de la UE, ante la confirmación de un cambio de tendencia en la siniestralidad vial e incluso de la conducta ciudadana (las operaciones de salida o de retorno suelen hacerse de forma más racional). Sin embargo, corresponde a nuestras autoridades mejorar la infraestructura de las carreteras, en especial las secundarias, corregir los muchos defectos de señalización que abundan, seguir dotándose de más medios de control y desarrollar más la educación vial.

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