El duelo imposible del Tour
Valverde y Vinokúrov, destinados a suceder a Armstrong, ponen emoción a la ronda española
Los adoradores de Thomas Pynchon, el autor de V., la caza de la misteriosa entidad conocida como V., deberían dejar inmediatamente todo lo que tengan entre manos, coger un avión y aterrizar en España, buscar en un mapa dónde está, por ejemplo, Avilés -de donde sale la etapa de mañana- y engancharse a la Vuelta, la carrera V: V. contra V. a la caza de V. O lo que es lo mismo, el gran duelo de Valverde contra Vinokúrov en pos de la Vuelta, la quimera escurridiza. Deberán, los literarios, usar los codos para hacerse un hueco entre los adoradores deportivos, fascinados por una Vuelta igualada y hermosa. Lo que no pudo conseguir el Tour, aquí, en exclusiva, en las carreteras ibéricas. Lo que no deja de tener su lógica.
Semanas antes del Tour que debía encontrar sucesor a Lance Armstrong, los dos Alejandros, el murciano, el de Kazajistán, eran dos de los grandes favoritos. Días antes de comenzar el Tour el duelo se frustró con la expulsión del Astana, incapaz de presentar, según la UCI, un equipo con más de cinco corredores no incursos en la Operación Puerto. Así que Vinokúrov, tercero en el Tour de 2003, quinto en 2005, corriendo como gregario de Ullrich, out el año en que se había ido con Manolo Saiz para ser el líder único. Y al cuarto día del Tour, Valverde, que el año anterior, en su debut había derrotado a Armstrong en la cima de Courchevel antes de retirarse lesionado, se cayó, se rompió la clavícula, adiós.
Y aquí están los dos, frescos como lechugas al amanecer, derrochando clase, ataques, espectáculo. "Es normal", dijo Vinokúrov, "Alejandro [le llama así Alexander al murciano, por su nombre propio] y yo no hemos hecho el Tour así que estamos más frescos y más motivados que los demás. Pero Alejandro es el favorito". El kazajo, que comenzó su temporada con la victoria en la Vuelta a Castilla y León, terrorífico final en Navacerrada con ventisca, ha llegado a la Vuelta con 30 días de competición en sus piernas; Valverde no llevaba muchos más, sólo 39, aunque le han cundido como 200, con las victorias en Lieja-Bastoña-Lieja y Flecha Valona que le dieron ya en abril el liderato del ProTour. Lo que no obsta para que siga hambriento de victorias o casi tanto como Vinokúrov.
Y todo eso no deja de ser una ventaja ante rivales como Óscar Pereiro -fuera de combate a las primeras de cambio en una carrera a la que llegó fuera de forma y con la cabeza aún en las nubes por su virtual victoria en el Tour-, Iban Mayo -también KO después de un agosto lucido en el que intentó hacer olvidar sus miserias en el Tour- o, sobre todo, Carlos Sastre. "Voy al límite", no deja de repetir el ciclista de El Barraco que ayer resistió todos los ataques, incluso atacó él, antes de ceder ante la insolencia final de Valverde. "Los más peligrosos son los dos kazajos, que no han hecho Tour, como yo", dijo Alejandro Valverde, rutilante en el primer maillot amarillo de su carrera, aceptando el mano a mano con Alexander Vinokúrov, "pero no por ello hay que descartar a Carlos Sastre y a otros, como Marchante".
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