Del rosa chicle a El Bosco
Cuatro firmas de nuevos diseñadores de moda, Miriam Ocáriz, Baruc Corazón, Fernando Lemoniez y Locking Shocking, preparan sus colecciones para el próximo año.
Mientras la ropa de invierno empieza a colgarse en las perchas, los diseñadores trabajan contrarreloj para los desfiles de la próxima temporada de primavera-verano. En agosto muchos talleres no descansan; dentro de casi un mes, el próximo 18 de septiembre, arranca la Pasarela Cibeles de Madrid, y para entonces todo debe estar listo.
Vestidos rosa chicle de Miriam Ocáriz, elegantes diseños y exquisitos tejidos de Baruc Corazón, Fernando Lemoniez prepara con finas telas y cuidados dibujos las prendas para una mujer que desea resaltar su feminidad, y Locking Shocking tiene en su estudio más de un centenar de patrones para enviarlos a talleres y confeccionar las piezas inspiradas en El jardín de las delicias, de El Bosco. Son talleres en pleno proceso de creación.
Baruc Corazón: "Quiero hacer una prenda que se pueda combinar bien. No me quiero quedar con el armario de nadie"
Miriam Ocáriz: "En la colección está bastante presente lo ingenuo, delicado e intenso, pero también los contrastes a eso"
La sensualidad, los jardines ingleses y el ambiente que envuelve a la serie de televisión Retorno a Brideshead fue la chispa que encendió a Óscar Benito de Pablos (Madrid, 1972) y Ana González (Toledo, 1970) (Locking Shocking) para comenzar a imaginar lo que será su colección de verano 2007, The locked garden (El jardín cerrado). "El mundo de Locking Shocking es muy cerrado y pensamos que en esta colección deberíamos abrirlo de alguna manera y encontramos las referencias en El jardín de las delicias, y en La noche del cazador, de Charles Laughton. El universo que rodea a un jardín se muestra como secreto, a veces encuentras un camino que te lleva directamente a tu casa y otras te pierdes entre la maleza y descubres los peligros", describe con pasión una de las creadoras del nuevo universo de la firma. La colección que estos dos diseñadores mostrarán en septiembre en la Pasarela Cibeles tiene tres partes, al igual que el cuadro de El Bosco: la creación, el jardín y el purgatorio. "No hemos querido trasladar la imagen del cuadro al diseño, sino relacionarlo con nuestra vida, en la que, dependiendo de la etapa en que te encuentres, tienes momentos más ingenuos, otros más lúdicos y otros en los que atraviesas una especie de purgatorio por la explosión de los errores y faltas que puedes llegar a cometer", puntualiza Ana.
Reconocen que han ido aprendiendo poco a poco en el mundo de la moda porque sabían de diseño, pero no de confección de prendas. "Mi relación con el mundo de la aguja estaba en mi madre, que era modista", dice Ana.
A Miriam Ocáriz (Bilbao, 1969) fue también su madre quien le enseñó a apreciar el valor de las buenas prendas. "Cada temporada me asignaba un dinero para compra de ropa y yo recuerdo que me recorría cada una de las tiendas de Bilbao en busca de algo que fuese diferente. Me costaba, pero lo conseguía". Y hacer algo diferente es lo que pretende ella mientras imagina las prendas que pondrá en el mercado en los próximos meses. Miriam Ocáriz dibuja y no para de moverse en el taller -desde el que se ve la ría bilbaína-, en el que trabajan 12 personas. Sus dibujos, especiales y de fácil identificación, salen del taller para configurar exposiciones en las que se muestran las distintas fases del trabajo de la diseñadora: bocetos, figurines, patrones, serigrafía, estampados y confección de prendas. El objetivo es mostrar cómo nace una prenda desde la idea original hasta su destino final en el escaparate. "La moda es una manera de comunicarte y yo lo hago a través de las prendas. En esta ocasión ha comenzado una línea de trabajo más depurada; he tenido que replantearme parte de lo que había hecho hasta ahora, porque hay prendas que no irán a la pasarela y otras que darán bien. He preparado una colección con menos estampado, quizá menos llamativa. Lo que sigue estando presente, y lo que he incluido en las prendas, es el color rosa chicle y todo lo que me sugiere. Está bastante presente lo ingenuo y delicado, pero hay prendas que pueden tener un punto agresivo".
En las últimas series de Miriam Ocáriz los estampados han estado muy presentes y han sido importantes. "Ahora estoy en una fase en la que me ha apetecido desarrollar más las formas y los cortes. Hay momentos en los que lo que te apetece es embarcarte en aventuras diferentes. He construido prendas más entalladas, con mucho corte; es una especie de puzzle de piezas que se asemeja bastante al caos para llegar a la sencillez". En este ir y venir con la cinta métrica al cuello, viaja a Madrid para seleccionar a las modelos que mostrarán al mundo sus prendas.
La influencia francesa fue casi determinante para que Fernando Lemoniez (San Sebastián, 1964) esté en el mundo de la moda y lleve en ella más de dos décadas. Las cerca de 100 prendas que mostrará en la Pasarela Cibeles están en un proceso de creación muy avanzado y resulta ciertamente chocante estar hablando del próximo año cuando la ropa de invierno está colgada en perchas. "Me cuesta pensar en la colección con un único tema. Lo que voy creando parte de un deseo de vestir a una mujer con estilo. No parto con nada predeterminado, y a medida que voy trabajando me doy cuenta de que lo que persigo es obtener las mayores dosis de feminidad y elegancia". Lemoniez confiesa que crear prendas para sus posibles compradores le resulta placentero. "Disfruto y me encanta mi trabajo, y encima vivo de ello y tengo respuesta de un público al que le interesa lo que hago". Habla de la moda que venden las grandes cadenas y la compara con la comida basura: "Hay dos tipos de diseñadores, los que crean con el corazón y los que navegando a través de Internet terminan copiando a los otros. Es cuestión de elección y de saber que la mujer que va vestir mi ropa no va disfrazada, sino resaltando toda su elegancia".
Hermès o Loewe fueron algunas de las grandes firmas para las que trabajó Baruc Corazón antes de pasar un año en Chicago impartiendo clases y decidir un cambio radical en su vida y que su participación en el mundo de la moda tenía que ser diferente. El resultado es la creación de una camisa especial, elegante, fuera de temporadas y que pueda ser utilizada por hombres y mujeres. Una prenda que lleva Daniel Barenboim para dirigir a sus alumnos o mientras ensaya un concierto, o Catherine Deneuve cuando va vestida de sport. La primera camisa que creó Baruc la presentó como concepto en una feria de arte, y de ahí recibió el primer encargo, que le permitió realizar otro tipo de prendas como katfanes, kurtas, polos, guayaberas o americanas, "prendas básicas o esenciales en la historia". Su concepto de moda le obliga a trabajar durante todo el año. "Quiero hacer una prenda versátil y que se pueda combinar bien. No me quiero quedar con el armario de nadie".
Sin fórmulas mágicas
Todos estos diseñadores forman parte de una u otra manera del entramado de la industria textil en España, un sector que está sufriendo una importante reconversión y que debe adaptarse a las duras competencias de países asiáticos. Los empresarios argumentan que la principal razón de este declive está en las importaciones de artículos textiles de China e India.
La realidad es que cada año se pierden en ese sector miles de puestos de trabajo. Adrià Serra, presidente de Consejo Intertextil Español, la patronal del textil, sitúa en 20.000 los empleos destruidos en el pasado ejercicio, y cada mes se pierden cerca del 1% al mes, y una reducción del 11% en la producción. Unos datos que añadidos a los de las previsiones que hay al respecto resultan más que preocupantes: hasta 2010 se prevé que se pierdan 115.000 puestos de trabajo, lo que supone una reducción del 50% del empleo total del sector en España, en el que trabajan actualmente 215.000 personas. Los expertos implicados en el sector apuestan por la investigación y la innovación tecnológica como elementos diferenciadores y la reorientación de sus actividades. Lo cierto es que las ventas en tienda se van modificando a pasos agigantados, hoy en muchos comercios los escaparates exhiben la ropa para el próximo invierno y la mayor parte de las prendas de temporada se venden durante el periodo de rebajas. "El consumidor sabe que a los dos meses de expuesta la prenda en el escaparate la puede comprar por la mitad del precio marcado. Mi estilo no cambia cada seis meses; madura, evoluciona, y no quiero imponer una prenda con cada cambio de estación", explica Baruc Corazón. Miriam Ocáriz, Baruc Corazón, Fernando Lemoniez y Locking Shocking son conscientes de ese problema de la industria, pero su forma de trabajar es distinta y poco a poco y cada año van aumentando la plantilla de personas que trabajan con ellos. "No hay fórmulas mágicas, pero quizá el hacer cosas diferentes con pasión y entusiasmo te permite salir a flote. Cuando empecé no podía imaginar que ahora seríamos 12 las personas que trabajamos en el taller", indica Ocáriz.
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