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Reportaje:

El lucro de la solidaridad

Cuatro familias andaluzas denuncian anomalías en las vacaciones de niños bielorrusos

María y Petra temen que algunas personas se estén lucrando gracias a su solidaridad. Petra Fernández y María Romero son dos cordobesas que acogen cada verano a menores bielorrusos originarios de zonas afectadas por las radiaciones del accidente nuclear de Chernobil. Es posible que éste haya sido el último verano tras la experiencia que vivieron el martes 22 en Pedro Abad (Córdoba), donde medio centenar de familias de Córdoba, Jaén y Sevilla habían acudido a despedir a los menores que debían regresar en autobús a su país. "Al llegar allí la directora de la expedición nos dijo que no subía ningún niño si no pagábamos 50 euros por familia", denunció al día siguiente Petra Fernández Cabrera.

El viaje de cada menor había costado 345 euros, que sufragaron al alimón su familia biológica y la acogedora. Además, la familia andaluza abonó un seguro a todo riesgo de 50 euros para dos meses, aunque los niños sólo han permanecido cinco semanas de vacaciones. Esa inesperada exigencia de dinero por parte de la encargada del grupo soliviantó a las familias, que ya estaban recelosas tras escuchar los testimonios sobre el viaje de ida hacia España. "Los niños llegan siempre con temor y dicen que les saca el dinero que le dan sus padres para comer durante el viaje", sostiene María Romero, que vive en Cardeña (Córdoba).

La parte española de la expedición había sido organizada por la asociación Por la sonrisa de un niño, con sede en Pedro Abad (Córdoba) y fundada en 1996 por vecinos que habían acogido a niños. Su secretario, Antonio Torres Montoro, se desmarca de la demanda económica de la responsable de la expedición aunque ofrece una explicación alternativa: "El problema es que se habían descolgado algunas familias, entonces el viaje salía en 390 euros, por eso le exigía 45 euros más a las que sólo habían pagado 345". Torres asegura que nunca ha recibido una queja de las familias por la organización del viaje, a pesar de que ya es el cuarto año que repite la cuestionada responsable de la expedición. Puntualizó, sin embargo, que trasladarán las quejas a la asociación bielorrusa para pedir que el próximo verano envíen otra representante. "Este año no estamos muy satisfechos, es muy nerviosa, aunque no puedo decir que se porte mal porque no lo veo", indicó.

Torres recordó que ninguna familia ha presentado una denuncia, ni siquiera el martes 22 a pesar de que telefonearon a la Guardia Civil para exponer la situación en la que se encontraban los 31 niños. "No denunciamos el caso porque si no hubieran retenido el autobús varias horas", apuntó Petra Fernández. Por el contrario, su sobrina María Romero lamentó no haber formalizado una denuncia contra la responsable de la expedición y suelta una retahíla de hechos extraños que ha observado en otras ocasiones. "Una vez tenía el autobús de regreso cargado de aceite y detergente, y este año ha cogido y se ha ido de vacaciones a la playa un mes", asegura.

No menos indignadas se sienten otras dos familias de Villanueva de la Reina (Jaén). Manuel Torrús y su esposa, María Soto, tienen cinco hijos pero ya es la tercera ocasión que han utilizado este programa. Han acogido a un niño de 12 años y a una niña de 13. El chico vino hace dos años y su familia de acogida pidió que repitiera al año siguiente. Para su sorpresa, le enviaron a una chica.Este año decidieron que vengan los dos. "Vemos cosas muy raras, no sólo nos engañaron al enviarnos una chica en lugar de un chico, sino que este año van y nos piden 50 euros más de lo que habíamos convenido; nosotros tenemos dudas de que ese dinero vaya para la manutención de los niños, creo que hay gente que se aprovecha de nuestra solidaridad", afirma Torrús. Con tanta decepción, aseguran que no acogerán a más niños.

Manuel Garrido y Yolanda Flores es otro matrimonio que aún está indignado por la despedida tan traumática que tuvieron los niños en Pedro Abad. Ella es la delegada en Jaén de la asociación Pueblo sin Fronteras. "Luchamos para que vengan los niños que lo necesitan, pero a veces nos envían a niños ricos que vienen de vacaciones a España, como ha ocurrido este año con una chica cuya familia tenía un campo hípico", asegura Yolanda, que acrecienta sus sospechas de que detrás de estas anomalías "puede haber una mafia" para lucrarse con el dinero de la solidaridad de las familias.

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Tanto Yolanda como su marido creen que la primera responsable de todo este desaguisado es la responsable de la expedición. "Insultaba a las niñas, se fue de vacaciones a la costa con el dinero de los menores y encima nos hemos enterado de que pide el dinero del viaje a las familias de origen y a la de acogida en España", comenta Manuel, que se negó a pagar los 50 euros adicionales que la monitora exigía para iniciar el viaje.

4.753 visitas de menores

La Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social no subvenciona las vacaciones de menores extranjeros en Andalucía, aunque sí ha establecido un procedimiento que deben cumplir las entidades que las organizan. Este verano, Igualdad ha tramitado la estancia de 4.753 menores extranjeros, de los cuales 2.930 proceden de los campamentos de saharauis de Tinduf (Argelia). El siguiente gran colectivo (1.318) proviene de Bielorrusia.

Para ser autorizado el programa, los niños tienen que superar los siete años y en la expedición debe viajar un monitor por cada 15 menores. Todos los costes del viaje corren a cuenta de las entidades que lo organizan, que deben cumplir varios requisitos como estar inscritas en el registro de centros y servicios de la Junta, presentar un programa de estancia de los menores, ofrecer una relación nominal de los niños y de las familias acogedoras y tener una póliza de responsabilidad civil y accidentes, entre otros.

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