Debate en Chamartín
Pellegrini dice que los técnicos tienen un compromiso estético y Capello sólo habla de ganar
Hoy debuta el Madrid con una particularidad insólita. Nunca, en un club tan presidencialista, el entrenador ganó más dinero ni tuvo tanto poder y tanta incidencia en la formación del equipo. El privilegio es de Fabio Capello, que se sentará en el banquillo del Bernabéu (19.00 horas, PPV) expuesto a una hinchada intransigente. Un público que le recibe dispuesto a examinarlo centímetro a centímetro, ante la sospecha de que lo que van a ofrecerle es un ejercicio de especulación más aburrido que conmovedor. El público desconfía y presiona, pero ante sí tiene a un entrenador a la medida de las circunstancias. Un tipo con piel de cocodrilo que hoy, precisamente, se encontrará frente a frente con Manuel Pellegrini, el técnico del Villarreal, con el que hace un año mantuvo un debate sobre el deber de los entrenadores como generadores de belleza en el fútbol. En el curso del debate, que se prolongó ayer, ambos exhibieron su más honda discrepancia estética.
"¡Que me lo explique este señor! ¿Pellegrini, no? El fútbol es ganar", dijo el técnico italiano
Fabio Capello detesta los tópicos que ha inspirado a lo largo de su carrera. En primer lugar, no quiere que le llamen "sargento" porque, dice, no exige más que "trabajo", lo mismo que un gerente. También asegura que nunca renunció al espectáculo, de hecho, le gusta mucho la Ópera. El protagonismo que la prensa y los clubes le confieren tampoco es algo que él quiera acaparar exclusivamente. Aprecia a los jugadores con vocación autoritaria (Diarra, Emerson, Raúl, Cannavaro, Hierro, Redondo, Desailly o Batistuta), siempre empleó el talento en la medida en que es útil (Totti, Mijatovic, Cassano, Savicevic) y jamás se le ocurrió pensar en sí mismo como en un hombre insensible a los fenómenos estéticos. Adora el arte abstracto porque, dice, "sirve para buscar nuevas formas de lenguaje". Adora a Mondrian. Pero que no le pidan que relacione esto con el fútbol. El fútbol, para Capello, no es un acontecimiento conectado a lo artístico. En esto puede que difiera de buena parte del Bernabéu y seguro que nunca coincide con Pellegrini.
"Para mí los entrenadores tenemos un compromiso estético", repitió ayer Pellegrini, "80.000 personas en una tribuna, 50.000 ó 20.000, pagan una entrada justamente para ver a jugadores hacer cosas que ellos no son capaces de hacer con la pelota. Lo que no quiere decir que la parte estética que hay en el campo no sean los resultados. Yo creo que la mejor manera de conseguir resultados es jugando y jugando bien, no jugando de forma preciosista y haciendo trucos de malabarista de circo".
Hace un año, al conocer la opinión de Pellegrini, Capello se llevó las manos a la cabeza: "¿De qué belleza habla? ¿Cuál es el discurso estético? No entiendo el discurso estético del fútbol. El fútbol es ganar, y si tienes jugadores buenos técnicamente, aprovecharlos y llegar a la portería con los mejores movimientos posibles. (...) Pero por más que toques, toques, toques... Cuántas veces le pasa al Madrid, un equipo al que le gusta tocar, que pone un balón largo para Ronaldo y... ¡hasta luego! ¡Que me lo explique este señor! ¿Pellegrini, no? El fútbol enfrenta a dos equipos que tienen una táctica para ganarle al contrario".
El origen de la sorpresa de Capello fue una declaración de aburrimiento de Pellegrini. "Como técnico", dijo el chileno, "me aburro cada vez más viendo partidos en los que buenos jugadores no están predispuestos a jugar, sino a correr, a destruir y a sacar un resultado como sea (...). Hay un camino por el que se puede ganar y ofrecer un espectáculo grato, pero para eso hay que sentirlo.
El espectáculo grato, eso que despectivamente Mijatovic llama "juego bonito", no es la prioridad del Madrid esta temporada. Lo han repetido sus responsables técnicos y lo ha repetido Capello. "Hay que ganar títulos", dicen; "no podemos pasar otro año sin títulos".
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