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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Genialidad como simulacro

César Aira (Pringles, Buenos Aires, 1949) es más que un escritor prolífico: es en sí mismo toda una literatura, un sistema con géneros subordinados, momentos deslumbrantes -véase Episodios en la vida del pintor viajero (Mondadori, 2005), extraordinaria recreación de la incursión en la Pampa argentina, a mediados del XIX, del artista alemán Rugendas- y divertimentos menores, como esta fantasía sobre el filósofo eleata que ahora se publica. Toda esta compleja estructura ya fue luminosamente descrita por Sandra Contreras (Las vueltas de César Aira. Editorial Beatriz Viterbo. Rosario, 2002) y revisada en un reciente congreso internacional en las universidades de París y Grenoble (César Aira, une révolution. Univeristé Stendhal. Grenoble, 2005). Aira ha postulado y desarrollado todo un programa de la velocidad de la escritura: para algunos, eso no devuelve interés a sus momentos menos sostenidos; para los aireanos, cada libro suyo debe interpretarse como un gesto dentro de la serie que sólo alcanza su verdadero sentido en el conjunto extenso.

PARMÉNIDES

César Aira

Mondadori. Barcelona,

2006

125 páginas. 12 euros

En Parménides, Aira pone en

juego un mecanismo humorístico asentado en dos recursos: la abierta anacronía (puesto que la escena se ubica hace 25 siglos con una visible despreocupación por la verosimilitud del ambiente, de los personajes, de todo lo que compone la ficción) y, sobre todo, el rebajamiento. Ya que la novela desarrolla el argumento de que Parménides no escribió su celebérrimo poema Sobre la Naturaleza, uno de los pilares de la metafísica, sino que lo encargó a un negro llamado Perinola; quien, además, lo compuso por una inspiración casual, como una "sarta de disparates" engarzados de golpe. Así, lo sublime se vuelve banal, lo genial es una falsificación, la enunciación de una teoría ontológica fundamental en la tradición filosófica de Occidente aparece como el ejercicio retórico de un humilde poeta a sueldo. El carácter de divertimento de la novelita queda subrayado por el tono jocoso, que no se priva del chiste o el juego de palabras.

La obra maestra como hallazgo fortuito aparece en varios libros de Aira: es una derivación de la poética del objeto encontrado de Marcel Duchamp, que el escritor argentino considera una de las líneas esenciales del arte y la literatura contemporáneos. En Varamo (Anagrama, 2002), por ejemplo, un funcionario panameño, a quien no se le conocían pretensiones literarias, escribe en una tarde, de golpe, una obra cumbre de la poesía americana. Con su apuesta por la proliferación (en los últimos cinco años se han publicado, sólo en España, una docena de títulos suyos) y su impregnación de la literatura de género (en el caso de Parménides, un cruce entre la novela "de creador", vagamente tributaria de Henry James, y la histórica) juega a borrar las fronteras entre lo bueno y lo malo, a acelerar la caducidad de las categorizaciones. En efecto, la rareza de su tesitura vuelve difícil discernir si la mala escritura de algunos pasajes (por ejemplo, unos pastores en una taberna "estaban haciendo una sociabilidad para la que acumulaban ganas durante meses"; o se pregunta Perinola acerca del encargo de Parménides: "¿Lo quería a nivel difusión, para todo público, o más elevado?") es indiferencia o deliberada manifestación de la velocidad del procedimiento.

En su momento de inspira

ción, el poeta por encargo se da cuenta de que las leyes de la versificación crean los conceptos, no al revés. Es más: por efecto de la eufonía estrófica las banalidades se vuelven asuntos graves: gracias a las torsiones del discurso poético "esta retahíla de lugares comunes sonaba profunda y misteriosa". Quizás Aira está cifrando, en la Elea del siglo V antes de Cristo, el estado actual de la cultura, en el que todo es superficie y sólo existen, si acaso, efectos o simulacros de densidad. La ficción del propio Aira se vuelve, en ciertas zonas menores de su sistema, un plano ligero, aéreo, con una anécdota central despreocupada de "verosimilizar" (para utilizar un neologismo que el propio Aira acuña en este texto) la entera novela. Un gesto más: inspirado en el pasado remoto con la voluntad de encontrar el camino hacia la estética futura.

Busto de Parménides.
Busto de Parménides.MIMMO JODICE / CORBIS

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