Las empresas se quejan de la energía cara y de los cortes de suministro
La falta de competencia en el sector destaca entre las críticas
Un suministro deficiente y escaso margen para elegir entre distintos proveedores, y, sobre todo, una factura demasiado elevada. Éstas son las principales críticas que formulan las empresas catalanas al ser consultadas sobre sus problemas en materia de energía. Así se desprende de la encuesta empresarial a más de 4.000 firmas radicadas en Cataluña que ha elaborado, y que ayer difundió, la Cámara de Comercio de Barcelona.
El grupo automovilístico Seat se quejaba recientemente de los microcortes de energía eléctrica y de sus consecuencias para el funcionamiento de las instalaciones del fabricante en Martorell. No es un caso aislado. La encuesta de la Cámara de Comercio, que ha tomado como muestra a empresas de distintos sectores de actividad, refleja la inquietud que despiertan las "interrupciones frecuentes del suministro", señaladas como problema destacado por un tercio de las compañías que operan en el sector servicios, y también por un nada desdeñable 26% de las cadenas hoteleras encuestadas.
Sin embargo, por encima de todas las preocupaciones, es el precio elevado de la electricidad, el gas natural y los carburantes la primera fuente de inquietud, que comparten de forma generalizada la industria, la construcción, el comercio minorista, la distribución, los establecimientos hoteleros con especial énfasis y los servicios (véase el cuadro).
En buena parte, la subida de la factura energética sigue la estela del precio del petróleo, que lleva más de dos años en una auténtica escalada. Un barril de crudo valía 38 dólares hace dos años, frente a los 68 dólares del pasado mes de junio.
De ahí que la institución que preside Miquel Valls concluya que es necesario recortar la dependencia del petróleo -objetivo declarado del Gobierno, en medio de un renovado debate sobre el futuro de la energía nuclear y sobre la necesidad de fomentar el uso de energías alternativas- y "racionalizar el consumo". En la encuesta, las propias empresas se declaran dispuestas a invertir en productos que las ayuden a ahorrar energía, como los materiales aislantes, la iluminación más económica y el empleo de maquinaria que contribuya a un menor consumo. El Gobierno ha puesto en marcha un plan de acción hasta 2007 para ahorrar y favorecer la eficiencia energética, sobre cuyo cumplimiento la cámara se compromete a estar vigilante.
Tras el precio, es la falta de competencia otra de las circunstancias que más inquietan en conjunto, de modo que la pendiente mayor liberalización del sector energético vuelve a estar sobre el tapete.
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