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Entrevista:LOS NUEVOS CATALANES | Bully Jangana (Senegal)

"Fui el primer contacto de los africanos"

Bully Jangana, un senegalés de 45 años que trabaja en un vivero agrícola de Santa Coloma de Farners (Selva) desde hace 23 años, sueña con capitanear un ejército de viejos tractores que extienda la revolución agrícola en su pequeño y empobrecido poblado de Doubirou, junto a la frontera gambiana. "Tarde o temprano volveré a mi pueblo, montaré un negocio agrícola y daré riqueza a mi gente". Jangana está convencido de que la única manera de erradicar la pobreza de África pasa por el regreso de los inmigrantes para echar una mano a los suyos. "Debemos usar lo que hemos aprendido, enseñar el camino. La pobreza no está en la tierra, está en la cabeza, y sólo podremos prosperar con la educación y la técnica". Pero el ejemplo de Jangana tiene pocos seguidores en su poblado. "Los que han hecho algún dinero prefieren marcharse a una gran ciudad, comprarse una bonita casa y abrir una tienda o un negocio de importación. Pero eso no arregla nada".

"Cuando llegué era habitual que no te dejaran entrar en las discotecas"

La epopeya migratoria de Jangana se inició con un vuelo desde Nigeria hasta Madrid, aunque su destino final fue París. Las cosas en la capital francesa no fueron como esperaba y, cansado de buscar trabajo, decidió probar suerte en Cataluña. Después de pasar un tiempo en el Maresme, acabó recalando en Santa Coloma de Farners, donde halló un trabajo que le satisface y que le ha enseñado los secretos agrícolas.

Bully entró como alumno en la escuela de adultos Samba Kubally, una de las primeras experiencias de alfabetización de la inmigración de España, y al cabo de unos años se convirtió en profesor. "Yo era el primer contacto que tenían los inmigrantes africanos. Les enseñaba a leer. Empezábamos por las letras, después las sílabas y las frases. ¡Y vaya si aprendían!". Desde entonces, Bully, que habla perfectamente catalán y castellano, se ha convertido en una especie de estandarte de la integración de los inmigrantes en Santa Coloma. Además de actuar como portavoz oficioso del colectivo, participa en conferencias, coloquios y entrevistas. Últimamente, ha aparecido incluso en el programa de TV-3 Un lloc estrany, centrado en la visión que tienen los inmigrantes sobre los catalanes. "Parece que siempre me toca a mí. Soy como una especie de ejemplo. Es mucha responsabilidad, pero no me molesta. Estoy acostumbrado". Cuando se le pregunta cuántas entrevistas le han hecho en los últimos años, asegura que superan las 400. Bully Jangana ha vivido desde la primera línea algunos conflictos surgidos a raíz del incremento del fenómeno migratorio, pero está convencido de que las tensiones de los primeros años han remitido. "Cuando llegué era habitual que no te dejaran entrar en las discotecas, pero ahora no he oído que pase nada igual". Jangana añade que muchos de los problemas relacionados con la inmigración que saltan a los medios de comunicación no tienen relación con el racismo. "Cuando los vecinos protestan porque no quieren una mezquita cerca de su casa no es porque sean racistas. Tienen miedo de las molestias y ruidos que les pueda ocasionar".

Hace unos 17 años, Bully regresó a su poblado para tomar esposa. "Yo la escogí, pero ella estaba totalmente de acuerdo. Tenía el derecho de negarse. Además, allí también tenemos el divorcio, y puedo asegurar que hay bastantes", bromea. El matrimonio vive en un piso confortable del centro de Santa Coloma y tiene tres hijos, de 13, 12 y 5 años.

Jangana explica que los gastos familiares han frenado un poco su proyecto de constituir una empresa agrícola en el poblado, pero que en ningún caso está dispuesto a renunciar a él. De hecho, ya ha empezado a plantar las primeras semillas de la futura empresa. En 2004 alquiló un gran contenedor con destino a África en el que logró apretujar -desmontándolos- tres tractores, dos remolques, una segadora, un arado, cuatro motores de riego, decenas de metros de tuberías y un sinfín de herramientas. Este material, que están utilizando sus familiares y amigos de Doubirou, ha supuesto para ellos un avance extraordinario.

A Jangana le gustaría alquilar otro contenedor a finales de este año, aunque los gastos de la operación son cada vez más elevados. Quiere aprovechar la entrevista para pedir que alguien le regale algún tractor viejo o herramientas que ya no use. "Desgraciadamente, ahora hay muchos agricultores en Cataluña que abandonan su trabajo, y para nosotros sus tractores o herramientas viejas serían vitales. Nos sirve hasta una simple azada".

El gran sueño de Jangana es jubilarse en su poblado, al frente de una empresa que pueda dar empleo a un centenar de trabajadores. No obstante, advierte que confía en cobrar en África la jubilación por sus años de trabajo en Cataluña. "Es justo que si he pagado a la Seguridad Social durante 20 o 30 años y he ayudado a esta tierra, obtenga a cambio una pensión". No descarta que sus hijos, perfectamente integrados en la sociedad catalana, decidan en el futuro, cuando hayan acabado sus estudios, colaborar en su proyecto empresarial. "Creo que si preparo bien las cosas, quizá quieran regresar a África conmigo, aunque serán ellos quienes tomen la decisión". Hace unos años, los tres hijos del matrimonio pisaron por vez primera tierra africana durante sus vacaciones de verano. La experiencia fue para ellos extraordinaria y desde entonces no paran de repetir: "¿Cuándo volvemos?".

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