_
_
_
_
Reportaje:

El adiós de los grandes cines

La clausura de los Milkedi en Bilbao evidencia la crisis de los cines tradicionales frente a las nuevas salas

Los espectadores que el pasado 1 de agosto vieron la película Poseidón en los cines Mikeldi, en el centro de Bilbao, fueron los últimos clientes de una sala que, después de 16 años abierta, ha sufrido un naufragio como el del barco de su última proyección. Los empleados creen que el inmueble pasará a ser una residencia de ancianos. Más allá, el cierre de los Mikeldi supone la desaparición de uno de los cines más importantes de Bilbao, de una forma de ver el séptimo arte que está en peligro de extinción.

La clausura de los Mikeldi evidencia la crisis del sector y, sobre todo, de los cines tradicionales, que cada vez se ven más sometidos a la competencia de las salas que se abren en los centros comerciales y de ocio. Los cinéfilos amantes de los cines con gran capacidad y una enorme pantalla se ven obligados a acudir cada vez más a las multisalas o, en su defecto, a los centros recreativos. Los cines tradicionales son devorados por sus hermanos pequeños.

Las pequeñas salas tratan de especializarse en una programación más culta y alternativa para abrirse un hueco

En los últimos años, la capital vizcaína ha visto como los cines Gran Vía, Consulado, Olimpia, Ideales, Astoria o el Coliseo, entre otros, se han convertido en hoteles, tiendas de deporte o gimnasios. Todo un cambio sociológico.

La empresa propietaria de los Mikeldi de Vitoria, en la calle Portal de Villarreal, también se vio obligado a cerrar sus puertas hace un año. Definitivamente, a pesar de su cuidada programación y de las ofertas para fidelizar a los espectadores, los Mikeldi alaveses no pudieron competir con los multicines que albergan los tres centros comerciales de la ciudad, propiedad de las multinacionales Ábaco y Yelmo. En el centro de la ciudad sólo quedan los Guridi y los Florida, ambos en la calle San Prudencio, que pertenecen a la empresa Vesa.

En declaraciones a este diario, el responsable de los Mikeldi, Iñaki Núñez, llegó a reconocer cuando abrió sus puertas el cercano centro comercial El Boulevard que, aunque el aumento en el número de salas era muy negativo en general, paradójicamente a los Mikeldi les estaba beneficiando en aquel momento. La venta de entradas subió un 20% en esas fechas, debido a los clientes que acudían al Boulevard y al final, por distintas razones, recalaban en los cines más cercanos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En Guipúzcoa, Leopoldo Arsuaga, gerente de la empresa SADE, ha tenido que echar las persianas de casi una veintena de salas de cine en los últimos años: las que explotaba en el centro comercial Garbera y las del Astoria, en el barrio de Amara. Hoy, con conocimiento de causa, sentencia: "En este momento no hay que temer más cierres. Yo creo que en Donostia se ha ajustado bastante la oferta a la demanda. Los que peligran son los pocos cines privados de la provincia, que están aguantando a duras penas". El último ajuste materializado en la capital el pasado julio fue la clausura de los 10 espacios de exhibición de Cinesa en el complejo de ocio Illumbe. Dicen sus directivos que por una cuestión legal y no de negocio, pero en sus previsiones no entra reubicarse en la ciudad.

La situación no puede sorprender a nadie. En Euskadi cada vez hay más salas de cine pero menos espectadores dispuestos a pasar por taquilla. Un vizcaíno, por ejemplo, gasta una media de 16 euros al año en ir al cine, lo que supone apenas tres sesiones cada 12 meses. En Guipúzcoa los datos son muy similares: la frecuencia de asistencia es de 3,6 sesiones al año por persona y la media de espectadores por sesión no llega a los 30 (29,03). Así se desprendel Anuario de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales de la Sociedad General de Autores. Álava, por su parte, es el segundo territorio con mayor frecuencia de asistencia al cine por habitante (4,5), después de Madrid (4,8). Además, es la provincia que tiene más pantallas en relación con la población. La media por mil habitantes es de 0,207 seguida de lejos por Ceuta (0,187), Girona (0,155) y Tarragona (0,154).

Pero también influyen otros factores como el cambio de hábitos de ocio, la competencia de internet, las televisiones digitales, la piratería y el impacto de la apertura de cines en los centros comerciales. El pastel a repartir es cada vez menor y al pequeño empresario, que muchas veces tiene que hacer frente a rentas imposibles, no le queda otro remedio que dejarlo.

Raúl Cabrera, responsable de Marketing de Cinesa, mira sin embargo al futuro con optimismo. "Este ha sido un año de películas malas. Pese a todo, el mercado está muy estable. Y parece que el que viene va a ser muy bueno a efectos cinematográficos. Al final, la película es lo que trae a la gente al cine", apunta. En todo caso, reconoce: "Puede que la oferta esté sobredimensionada. El mercado no está evolucionando todo lo rápido que pudiéramos querer en número de espectadores y cada vez hay más salas". A su juicio, ocurrirá y está ocurriendo lo que ya ha pasado en otros sectores, "que habrá una limpieza de la oferta y se quedarán los cines que realmente sean de satisfacción del consumidor.

Las grandes empresas del sector tiran de las superproducciones. "Si Piratas del Caribe va mal, el año irá mal", reconoce Cabrera. Los pequeños cines, en cambio, tratan de especializarse en una programación más culta y alternativa. Aunque a veces se topan con la realidad del mercado. El cine Trueba, en San Sebastián, destinado a películas de autor en versión original, ha perdido la razón de ser, según Arsuaga, responsable de su explotación. "Últimamente ya no sale ese material. Hoy en día entre los distribuidores de fuera de Madrid y Barcelona jamás conseguimos una copia en V.O. Nos la dan doblada. Y cinco semanas después, cuando salen de esas ciudades, ya no tiene ningún sentido".Este reportaje ha sido realizado por Maribel Marín, Txema G. Crespo y Javier Lafuente.

Desplome de la recaudación

La recaudación también se ha desplomado en Euskadi, aunque en menor medida que los espectadores. Los cinéfilos se dejaron en 2001 en taquilla 35,7 millones de euros, un 9,84% menos que en 2005, cuando el sector logró 36,4 millones. Esta cifra supone un 5,3% de la recaudación total que se produjo en España, superior a 680 millones de euros. Por provincias, los habitantes de Madrid (25,3 euros), Girona (25) y Barcelona (22,7) son los que más gastan en ir al cine, según el anuario de la SGAE.

En Euskadi, la recaudación media por pantalla fue de 148.199 euros. Por territorios, Vizcaya fue donde más dinero se recaudó (180.000 euros), seguida de Guipúzcoa (141.969) y Álava (104.653). El gasto por habitante, sin embargo es inversamente proporcional. Con un precio medio de cinco euros por entrada, un alavés se llega a gastar al año casi 22 euros en ir al cine. En Vizcaya, el gasto se reduce a casi 16 euros (15,9) mientras que en Guipúzcoa es de 17,6.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_