Rebajas telefónicas prohibidas
La CMT paraliza descuentos y promociones de Telefónica "en favor de la competencia"
La última finalidad de que funcione bien la competencia entre empresas es beneficiar el consumidor. Pero a veces los caminos del regulador son inescrutables, y por favorecer la libre pugna entre compañías se perjudica el bolsillo del usuario. Algo de esto está sucediendo en el sector de las telecomunicaciones.
La Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) ha prohibido o paralizado en los dos últimos años quince ofertas, productos y promociones de Telefónica de España que suponían importantes descuentos para los abonados de telefonía fija y acceso a Internet.
La justificación del máximo organismo regulador era que estas ofertas no podían ser "replicadas" por las empresas competidoras, es decir, que como los rivales del ex monopolio no tienen capacidad técnica, comercial o financiera para hacer ofertas similares, los consumidores se quedan sin rebajas.
Cancelados dos servicios dirigidos especialmente a la población inmigrante
La CMT argumenta que los rivales de Telefónica deben poder hacer las mismas ofertas
Las ofertas paralizadas son de todo tipo, desde descuentos importantes en la cuota de abono mensual o la cuota de alta, hasta tarifas planas de llamadas e Internet, o la comercialización de paquetes de servicios como llamadas y televisión.
Así, en diciembre de 2005, la CMT paralizó un paquete de medidas: Línea Libre, por el que el cliente tenía derecho a un cupo gratuito de minutos en llamadas; Línea Prepago, una línea recargable en la que el cliente hace la carga inicial y recargas sucesivas para hacer llamadas, muy similar al móvil de prepago; Línea Internet, en la que el abonado no paga la cuota mensual (13,43 euros más el IVA) y sólo puede hacer llamadas de acceso a Internet con banda estrecha.
Pese a la rebaja que suponía para los abonados, la CMT justifico la prohibición en los efectos anticompetitivos de las ofertas en tanto que cerraban el mercado lo que implicaría "la consiguiente desaparición de operadores de tráfico telefónico y por tanto de ofertas y posibilidad de elección para el consumidor, así como de las fuerzas competitivas que disciplinan el comportamiento del operador dominante en los servicios de tráfico telefónico".
Ya en 2006, la CMT volvió a la carga y paralizó otros cuatro productos dirigidos al mercado residencial. Dos de ellos consistían en sendas promociones por las que se eliminaba la cuota de reactivación de línea (parada en marzo pasado) y el descuento del 50% en la de la cuota mensual para segunda vivienda (parado en junio). Asimismo se prohibieron dos ofertas dirigidas a la población inmigrante: la exención de la cuota de alta y Línea Inmigrante, un producto que incluía llamadas internacionales a costa de un ligero incremento sobre la cuota de alta.
Respecto al mercado de empresas, Telefónica vio frenados a finales de 2005, cuatro planes de precios (Planes 14, 15, 16 y 17) que incluían tarifas planas de distintos tipos de llamadas.
Asimismo se encuentran paralizadas dos ofertas para la comercialización conjunta por una tarifa fija de llamadas metropolitanas e Imagenio, el servicio de televisión de pago.
Telefónica considera que lleva sufriendo desde hace meses una "enorme presión" por parte de la CMT en lo relativo al desarrollo de su oferta comercial en dos ámbitos muy concretos: los productos ADSL y los empaquetamientos de tráfico y abono telefónico.
La operadora argumenta que su objetivo con estas ofertas comerciales ha sido el de reactivar el mercado de líneas telefónicas fijas, que está siendo desplazado por el éxito de móvil, y continuar desarrollando el mercado de acceso a Internet por banda ancha mediante el ADSL, una tecnología mediante módems que utiliza la línea tradicional.
Precisamente muchas de la quejas de Telefónica se centran en el entorpecimiento que sufren sus ofertas de ADSL, la principal vía de acceso a Internet de alta velocidad, que utilizan ya más de 4,3 millones de españoles. En concreto, la operadora critica que la CMT haya ampliado los plazos y procedimientos de aprobación de nuevos servicios de banda ancha, que pueden llegar hasta siete meses, disminuyendo su capacidad comercial.
Por ejemplo, la CMT cuenta con un plazo de un mes para aprobar o rechazar cualquier variación de precio del ADSL o nueva modalidad de facturación que proponga Telefónica Para cualquier modalidad técnica, el plazo de tres meses.
Adicionalmente, si transcurridos estos plazos, la CMT considera que es necesario modificar la Oferta de Bucle de Abonado (OBA), por la que se rigen los precios que pagan los rivales de Telefónica por alquilar su red, se puede tomar otros cuatro meses adicionales para llevar a cabo esta modificación.
La consecuencia de esta demora, según Telefónica, es la ralentización del mercado y la rigidez de la evolución de las ofertas comerciales de los operadores, el perjuicio para los consumidores ya que se retrasa la posibilidad de acceder a nuevos productos telefónicos o de Banda Ancha (individuales o empaquetados), más baratos o de mayor capacidad, en definitiva una desincentivación de la innovación.
La operadora acusa además a la CMT de incumplir los plazos establecidos para analizar sus ofertas, en particular en sus propuestas de aumentar gratuitamente la velocidad del ADSL.
Del otro lado, los argumentos son muy diferentes. La doctrina de la CMT de que toda oferta que realice Telefónica debe poder estar al alcance de sus rivales trata de acabar con el dominio casi absoluto de la compañía que preside César Alierta después de ocho años de liberalización. De los 14,18 millones de líneas fijas que hay en España (datos a 31 de marzo pasado), Telefónica mantiene el 84%. En el caso de la banda ancha para acceso a Internet, comercializa el 55% de los 5,4 millones de las conexiones minoristas, más de tres millones. El resto se lo reparten los cableoperadores (1,23 millones) y otras compañías (1,17 millones).
Ahora bien el dominio de Telefónica es mayor puesto que gran parte de los accesos que dan compañías de telefonía fija, como Wanadoo, Ya.com, Jazztel, lo hacen a través de la red y las centrales de Telefónica.
Estos operadores, agrupados en la Asociación de Empresas Operadoras y de Servicios de Telecomunicaciones (Astel), destacan el hecho de que Telefónica es el ex monopolio telefónico europeo que mantiene mayor cuota de mercado: Astel pide una reclamación que ponga fin a lo que consideran prácticas monopolísticas de Telefónica y proteja a los nuevos entrantes.
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